martes, 10 de mayo de 2011

REPORTE DE MOVIMIENTOS REVOLUCIONARIOS

Sicilia por un Nuevo Constituyente

Por: Mario Rojas Alba

El poeta Javier Sicilia ha venido planteando, con
el respaldo ciudadano que hay detrás de él,
diversas propuestas que trascienden, para bien,
los ámbitos exclusivos de su crítica a la
violencia desatada por una mala estrategia de
guerra contra el narcotráfico. Creo conveniente
ir comentando, así sea en pequeñas notas, algunos de esas ideas.

Aunque todos desearíamos que la táctica y
estrategia del gobierno panista hubiera
funcionado, y que la guerra declarada de Felipe
Calderón, mediante el uso del ejército, nos
hubiera llevado a un ambiente de concordia y
seguridad para la población mexicana, eso no ha
sido así, y quienes criticamos desde el principio
como torpe, errónea, peligrosa e inútil, esa
estrategia (ver entre otros artículos, contra el
narco, una guerra perdida), desgraciadamente
teníamos razón, y con toda tristeza 40 mil
mexicanos pagaron con su vida para demostrarnos
que teníamos razón, no sabemos cuántos más
tendrán que morir para que la contumacia de
Felipe Calderón se quebrante, y tenga la humildad de reconocer que se equivocó.

Todo parece indicar que la cúpula panista, y la
clase política de todos los partidos, sus
patrones plutocráticos, y en general todos
aquellos miembros de las jerarquías de las
instituciones del Estado, de los organizaciones
políticas, y religiosas, empresarios, banqueros,
monopolios televisivos, jueces, obispos,
policías, generales, líderes sindicales, con sus
excepciones, ligados de alguna manera al
narcotráfico y al sostenimiento de un sistema que
se pudre en la corrupción, se evaden, y no se
quieren poner el saco de la responsabilidad y
complicidad con el estado de violencia.

El movimiento alrededor de Javier Sicilia, sabe,
o intuye, que aquellos que hoy nos gobiernan, no
han sido, ni serán capaces de resolver la crisis
de violencia en la que nos metieron (de nueva
cuenta quisiera equivocarme). Que no se puede
poner al gato a cuidar y proteger la seguridad
del canario, ni pedirle que se abstenga de
devorarlo. ¿Entonces qué sigue?, ¿A dónde va el
movimiento? Se ha planteado, con las dudas de
muchos, un pacto de 6 puntos (8 de mayo, 2011),
mismos que comentaré en su momento. Hoy quisiera
referirme a una de las propuestas más
trascendentales de Javier Sicilia, la realización de un nuevo constituyente.

Para recomponer el tejido social, Javier Sicilia
revela su posición a la pregunta que le hiciera
José Gil Olmos (Proceso, 1798, 17 de abril, 2011)
"¿Todos estos muertos y el crecimiento
del crimen organizado son el saldo del
fracaso?", a lo que respondió el poeta: "-Es el
horror del fracaso, por eso hay que rehacer la
nación, quizás a partir de ese pacto pensar en un
nuevo constituyente, una nueva Constitución,
porque la que tenemos la han violado, reformado,
omitido, y ya está rebasada; fue hecha para un
país que nació a principios del siglo XX y que ahora es diferente".

Con esto Javier Sicilia se declaró a favor de una
propuesta que al menos de mi parte, he venido
impulsando desde 1996; después por el EZLN; se
sumó luego Porfirio Muñoz Ledo en su alianza con
Vicente Fox cuando quiso impulsar de manera
infructuosa una reforma del Estado; la idea ganó
muchos adeptos, Cuauhtémoc Cárdenas, el PRD, el
PT, Convergencia, e incluso algunos líderes y
sectores del PRI han visto con simpatía la necesidad de un Constituyente.

Actualmente los sindicalistas del SME en
resistencias, telefonistas, profesores
disidentes, y decenas de organizaciones sociales,
civiles, y políticas, han venido impulsando,
desde el 2009, el Constituyente Social. Los
sectores de ciudadanos más politizados y con un
mayor nivel educativo, los sindicalistas
democráticos y campesinos con mayor consciencia,
están a favor de un proceso de discusión y
organización que permita llegar, por la vía
pacífica y democrática, al establecimiento de un
Congreso Constituyente plenamente legítimo, en
donde la ciudadanía recupere su soberanía
usurpada por la clase en el poder, y que se
establezca un nuevo contrato social. Una nueva
Carta Magna a la altura del México moderno, capaz
de restablecer el orden y brindar un ambiente
adecuado a la felicidad del pueblo. Por supuesto,
antes tendrán que darse otros procesos, y el
Congreso Constituyente sería, en realidad, la
culminación de ese proceso de regeneración nacional.

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