sábado, 7 de mayo de 2011

GRAMATICA ESPAÑOLA SEGUNDA LECCION

Nueva gramática de la lengua española

ANTECEDENTES Y PRESENTACIÓN
􀁏 La última edición de la Gramática de la Real Academia Española apareció hace más
de setenta y cinco años; exactamente, en 1931. Con posterioridad, en 1973, publicó
la Academia el Esbozo de una nueva gramática de la lengua española, que significaba
un intento de renovación a la luz de algunos desarrollos de la lingüística estructural.
Presentado como el avance provisional de una nueva gramática académica,
no fue ulteriormente desarrollado.
􀁏 El XI Congreso de Academias de la Lengua Española, celebrado en Puebla de los
Ángeles en noviembre de 1998, aprobó una propuesta de la Academia Chilena
en la que se instaba a la RAE a emprender con urgencia los trabajos de redacción
de una gramática académica, cuyos rasgos fundamentales quedaron allí mismo
definidos. Se acordó, en efecto, que fuera una gramática descriptiva y normativa,
en la que los hablantes del mundo hispánico y también los especialistas pudieran
encontrar la descripción de las características gramaticales de la lengua española
a lo largo y ancho de su territorio, así como respuesta a posibles dudas sobre
cuestiones normativas. Se diferenciaría de las anteriores en la atención que debería
prestar al español de América, en la línea de la nueva política lingüística
panhispánica impulsada por la Real Academia Española, y también en el grado
de detalle con que se analizarían las construcciones gramaticales y los usos lingüísticos.
􀁏 Por primera vez en la historia de la filología hispánica se ha elaborado una nueva
gramática del español preparada conjuntamente por las veintidós Academias de
la Lengua Española y con la asesoría de especialistas de reconocido prestigio. Esta
obra colectiva presenta un mapa de la unidad y de la variedad del español en el
ámbito de la gramática, ilustra las construcciones con ejemplos que proceden
de muy diversas fuentes y valora tanto la corrección como la propiedad de los
usos analizados. La Nueva gramática pone con claridad de manifiesto que la norma
de corrección no la proporciona un solo país, sino que tiene carácter policéntrico.
OBJETIVOS
Se propone la Nueva gramática:
􀁏 Describir las construcciones gramaticales propias del español general, así
como reflejar adecuadamente las variantes fónicas, morfológicas y sintácticas
que una determinada comunidad puede considerar propias de la lengua culta,
aun cuando no coincidan enteramente con las opciones favorecidas en otras
áreas geográficas.
􀁏 Registrar aquellas variantes conversacionales de la lengua no estándar atestiguadas
en el mundo hispánico, siempre que estén bien documentadas y tengan interés
para la descripción de las estructuras morfológicas o sintácticas.
􀁏 Proporcionar respuesta a posibles dudas sobre cuestiones normativas, haciendo
compatibles las referencias necesarias a los registros lingüísticos, las variantes dialectales
y las normas locales con la descripción de la lengua culta común del español
general.
􀁏 Presentar una síntesis de los estudios clásicos y modernos sobre la gramática de
nuestra lengua, así como un panorama de esos conocimientos que pueda servir
como punto de referencia a estudiantes y profesores de español en diversos niveles
académicos.
CARÁCTER
La Nueva gramática se caracteriza por estos rasgos:
􀁏 Es una obra detallada, incluso minuciosa, que atiende a las diferencias que se establecen
en función de áreas dialectales, niveles de lengua y registros. No es una
gramática teórica, pero tiene en cuenta la naturaleza de los problemas examinados
y de las soluciones propuestas por los especialistas en las principales líneas de
la investigación gramatical moderna.
􀁏 Presta especial atención a la descripción de las principales variedades fónicas,
morfológicas y sintácticas de todas las áreas hispanohablantes, así como a los
matices de significado y las condiciones de uso que caracterizan un gran número
de construcciones.
􀁏 Hace compatibles las recomendaciones de carácter normativo, que refuerzan la
notable unidad de la lengua culta común, con la descripción de los usos particulares
y de las variantes de registro.
􀁏 Define con precisión y con claridad los conceptos que se introducen en el texto,
especialmente aquellos que no son de uso general en la tradición gramatical
hispánica.
EJEMPLIFICACIÓN
􀁏 La construcción de la Nueva gramática se apoya en una amplia y rica base documental:
los fondos textuales del Corpus Diacrónico del Español (CORDE) y del
Corpus de Referencia del Español Actual (CREA), que, con casi quinientos millones
de formas, integran el banco de datos del español de la Real Academia Española.
En ellos se comprueban la existencia, la difusión y el ámbito de uso de las
construcciones que se analizan.
De ahí se ha extraído, además, un subcorpus especial, el Corpus de la Nueva
Gramática, del que se obtienen los ejemplos que mejor pueden ilustrar el análisis.
􀁏 Siguiendo la línea de las gramáticas académicas anteriores y de la mayor parte de
las obras gramaticales clásicas de la tradición hispánica, la Nueva gramática combina
los ejemplos extraídos de textos y los construidos expresamente para ilustrar
algún esquema sintáctico o morfológico.
ESTRUCTURA Y CONTENIDOS
􀁏 La obra consta de cincuenta y cinco capítulos, articulados en cuatro secciones
fundamentales:
1. Cuestiones generales, donde se describen las partes de la gramática, las relaciones
entre ellas y las unidades fundamentales del análisis gramatical.
2. Fonética y fonología, que muestra las principales variantes de pronunciación
en el mundo hispanohablante.
Esta sección se completará con un DVD en el que podrán percibirse las variantes
de pronunciación, entonación y ritmo del español en las distintas áreas
lingüísticas.
3. Morfología, que analiza la estructura interna de las palabras.
4. Sintaxis, que analiza las estructuras que se crean en función de la forma en
que se ordenan y se combinan las palabras.
􀁏 La Nueva gramática incluye, además, un glosario de los términos utilizados, una
nómina de los textos manejados y un completo índice de voces y de materias.
VERSIONES
􀁏 La Nueva gramática se publicará en una doble versión:
– La básica, que expondrá con mucha amplitud y detalle cuantas cuestiones
puedan interesar a los más variados usuarios. En los apartados de cada capítulo
de esta versión se usarán dos tamaños de letra para separar las cuestiones
fundamentales de las menos esenciales.
– Un Compendio de la anterior, destinado al público en general. El texto de
esta versión estará simplificado, será conciso y se orientará especialmente a
la enseñanza de la lengua en los niveles no universitarios.
􀁏 Siguiendo la vieja tradición académica, de la Nueva gramática derivarán también
epítomes y aplicaciones escolares.
DESTINATARIOS
􀁏 La Nueva gramática podrá usarse como obra de consulta y como texto de estudio.
De hecho, la combinación de descripción y norma la hace particularmente
idónea en sus dos versiones –completa y compendiada– para ser utilizada en los
diversos niveles de enseñanza.
􀁏 Cumplirá una labor social y educativa al servicio de todos los hablantes de español,
puesto que se dirige tanto a los que usan el idioma como a los que lo analizan
o investigan sobre él.
PUBLICACIÓN
􀁏 Una vez aprobado el texto básico, la obra entrará en la fase de edición. Está previsto
que aparezca en el próximo año, 2008.
PATROCINIOS Y COLABORACIONES
Patrocinios
􀁏 Esta obra ha sido posible gracias al generoso patrocinio de Altadis (texto básico
de la Nueva gramática) y Caja Duero (Compendio, DVD, fonética y fonología).
Colaboraciones generales
􀁏 En distintas fases de su largo proceso de elaboración han prestado su apoyo las
siguientes instituciones y entidades:
– Instituto Castellano y Leonés de la Lengua
– Universidad Complutense de Madrid
– Universidad Autónoma de Barcelona
– Agencia Española de Cooperación Internacional
– Comunidad Autónoma de Madrid
– Fundación Escuela Asturiana de Estudios Hispánicos
A todos ellos quieren expresar la Real Academia Española y la Asociación de Academias
su más sincera gratitud.
A estos agradecimientos ha de unirse, en esta ocasión, el que merecen el Gobierno de
la República de Colombia y la Alcaldía de Medellín por hacer posible la celebración del
XIII Congreso de la Asociación de Academias y el solemne acto de aprobación del texto
básico de la Nueva gramática de la lengua española.

Nueva
gramática
de la lengua
española
PREPUBLICACIÓN
ASOCIACIÓN ACADEMIAS
DE LA LENGUA ESPAÑOLA
REAL ACADEMIA
ESPAÑOLA

ÍNDICE
1. Cuestiones generales
1. La gramática. Sus partes. Unidades fundamentales del análisis fonológico, morfológico
y sintáctico.
2. Fonética y fonología
2. Conceptos generales de fonética y de fonología. La producción de los sonidos del habla.
3. El sistema vocálico.
4. El sistema consonántico (I). Las consonantes obstruyentes (I). Las consonantes oclusivas.
5. El sistema consonántico (II). Las consonantes obstruyentes (II). Las consonantes fricativas
y africadas.
6. El sistema consonántico (III). Las consonantes sonantes.
7. La sílaba (I).
8. La sílaba (II).
9. Prosodia (I). La función de los rasgos prosódicos. El acento.
10. Prosodia (II). El ritmo. La entonación.
3. Morfología
11. El género.
12. El número.
13. La flexión verbal. Clases de verbos regulares e irregulares.
14. La derivación apreciativa.
15. La derivación nominal.
16. La derivación adjetival y adverbial.
17. La derivación verbal. La parasíntesis.
18. La composición y la prefijación.
Nueva gramática
de la lengua española
4. Sintaxis
4.1. Clases de palabras y sus grupos sintácticos
19. El sustantivo y el grupo nominal.
20. El adjetivo y el grupo adjetival.
21. El artículo (I). Clases de artículos. Usos del artículo determinado.
22. El artículo (II). El artículo indeterminado. Genericidad y especificidad. La ausencia de
artículo.
23. El pronombre personal (I).
24. El pronombre personal (II).
25. Los demostrativos.
26. Los posesivos.
27. Los cuantificadores.
28. Los numerales.
29. El verbo (I). El tiempo y el aspecto.
30. El verbo (II). El modo.
31. El verbo (III). Las formas no personales: el infinitivo.
32. El verbo (IV). Las formas no personales: el gerundio y el participio.
33. El verbo (V). Las perífrasis verbales.
34. El adverbio y el grupo adverbial.
35. La preposición y el grupo preposicional.
36. La conjunción. Las construcciones coordinadas.
37. La interjección. Grupos sintácticos exclamativos.
4.2. Las funciones
38. El sujeto.
39. El complemento directo.
40. El complemento indirecto.
41. El complemento de régimen preposicional.
42. El atributo (I). Clases de expresiones predicativas. El atributo en las oraciones copulativas.
43. El atributo (II). Construcciones semicopulativas. Los complementos predicativos.
44. El complemento circunstancial.
45. Las funciones informativas.
4.3. Las construcciones sintácticas fundamentales
46. Las oraciones activas, pasivas, medias e impersonales.
47. La modalidad (I). Los actos de habla. Las construcciones imperativas.
48. La modalidad (II). Construcciones interrogativas y exclamativas.
49. Las construcciones comparativas, superlativas y consecutivas.
50. La subordinación sustantiva.
51. La subordinación relativa.
52. La subordinación adverbial: subordinadas temporales, locativas y modales.
53. La subordinación adverbial: subordinadas causales, finales e ilativas.
54. La subordinación adverbial: subordinadas condicionales y concesivas.
55. Las construcciones negativas.
11.1. Definición. Clases de género. Sus características
fundamentales
11.1a. El género es una propiedad de los nombres y de los pronombres que tiene
carácter inherente y produce efectos en la concordancia con los determinantes, los cuantificadores,
los adjetivos y a veces con otras clases de palabras (§§... Cuestiones generales,
Adjetivo, Artículo I, Artículo II, Demostrativos, Posesivos, Cuantificadores, Numerales, Formas
no personales: Participio). Estas voces reproducen los rasgos de género de los sustantivos
o de los pronombres, como se observa en estos ejemplos:
la [artículo femenino] mesa [sustantivo femenino] pequeña [adjetivo femenino]; Ella [pronombre
femenino] es muy simpática [adjetivo femenino]; este [demostrativo masculino] cuarto [numeral
masculino] capítulo [sustantivo masculino]; Los [artículo masculino] libros [sustantivo
masculino] eran suyos [posesivo masculino].
Con muchos sustantivos que designan seres animados (llamados comúnmente sustantivos
animados), el género sirve para diferenciar el sexo del referente (alcalde / alcaldesa;
gato / gata; niño / niña; presidente /presidenta; profesor /profesora). Aun así, a algunos sustantivos
que designan seres sexuados corresponde más de un género (§§ 11.4-11.6), mientras
que otras veces las diferencias de sexo entre personas o animales no se ven reflejadas
en el género de los sustantivos que los designan (§ 11.8). Los rasgos de género del sustantivo
se extienden al grupo nominal que constituye. De esta forma, el adjetivo pequeña
en La mesa del comedor era pequeña concuerda con el sustantivo mesa y, por extensión,
con todo el grupo nominal que se subraya, ya que el sustantivo no es por sí solo el sujeto
de la oración. La concordancia de género no es opcional en español. Sobre la discordancia
que se observa entre el género del sustantivo y el del grupo nominal en Su excelsa
Majestad quedará satisfecho, véase el § 11.5f; sobre la discordancia observada en Buenos
11. EL GÉNERO
11.1. Definición. Clases de género. Sus características fundamentales
11.2. Marcas del género
11.3. Sustantivos comunes y ambiguos en cuanto al género
11.4. Características de los sustantivos comunes en cuanto al género según su
terminación
11.5. Moción genérica y sustantivos comunes en cuanto al género. Profesiones, títulos
y actividades
11.6. Otros sustantivos comunes en cuanto al género. Usos figurados y atributos nominales
11.7. Sustantivos ambiguos en cuanto al género
11.8. Los sustantivos epicenos. Alternancias con otras clases de nombres
11.9. El género de los sustantivos que designan seres inanimados
Aires estaba preciosa, véanse los §§ 11.9e-g. Para la concordancia de género de los sujetos
tácitos, como en Estoy {enfermo ~ enferma}, véase el § 11.1f, además del §... Adjetivo.
11.1b. Atendiendo al género, los sustantivos se clasifican en MASCULINOS y FEMENINOS.
Dos sustantivos con la misma terminación como césped y pared son, respectivamente,
masculino y femenino. Como se ha explicado, este rasgo gramatical lleva a los
determinantes y a los adjetivos a concordar con los sustantivos. Se dice, por tanto, el césped
húmedo y la pared blanca. Los sustantivos no pueden tener en español género NEUTRO,
frente a lo que sucede en otros muchos idiomas. Sí pueden ser neutros en nuestra
lengua los demostrativos (esto, eso, aquello), los cuantificadores (tanto, cuanto, mucho,
poco), los artículos (lo) y los pronombres personales (ello, lo). Véanse, sobre esta cuestión,
los §§... Artículo I, Pronombre personal I, Demostrativos y Cuantificadores. El género en que
aparecen los modificadores o complementos adjetivales de estos elementos neutros no se
diferencia morfológicamente del masculino:
Al analizar minuciosamente los recónditos elementos primordiales de su pasión, hallaba mucho
bueno y mucho malo (Longares, Corsé ); Cuando estos salieron al escenario, aquello fue asombroso
(País [Esp.] 28/9/1977); Pues yo te digo que eso es imbécil y monstruoso (Baroja, Aurora);
Todo ello era falso, como luego se demostró (Semprún, Federico Sánchez).
Las oraciones carecen de género, pero los pronombres que se refieren a ellas son neutros,
como se ve en —¿Dijo que llamaría? —No, no dijo eso; Aseguró que él era el responsable, pero
yo no lo creí; o en Usted es un caballero, lo supe desde la primera vez que lo vi (Muñoz Molina,
Invierno). Sobre esa forma de concordancia, véanse también los §§… Artículo I, Pronombre
personal I, Demostrativos, Cuantificadores. El que los sustantivos no tengan género neutro
y el que ningún adjetivo posea formas particulares para concordar de esta manera con los
pronombres son factores que llevan a pensar que el neutro no es propiamente un tercer género
del español, equiparable a los otros dos, sino más bien el exponente de una clase gramatical
de palabras que designan ciertas nociones abstractas. Sobre las varias interpretaciones
que admiten los grupos sintácticos formados con artículos neutros, véase el §... Artículo I.
11.1c. No existe discordancia de género en secuencias como el alma dormida o el agua embalsada.
Como se explica en el §... Artículo I, la presencia de la forma el del artículo con sustantivos
femeninos que comienzan con /a/ tónica obedece a razones morfofonológicas. No obstante, muchos
hablantes tienden a identificar la variante femenina el del artículo determinado con la forma homónima
correspondiente al masculino singular. Tal asimilación desencadena, por analogía, la tendencia
a convertir en masculinos otros determinantes y adjetivos que preceden al sustantivo: este hacha,
ese aria, el otro ave, todo el hambre, poco agua, el primer aula, el mismo arma (§§… Adjetivo, Artículo I,
Artículo II, Demostrativos, Cuantificadores, Numerales). Pese a que estos usos han aumentado considerablemente
en los últimos tiempos y se documentan con cierta frecuencia en los textos, no se consideran
correctos, puesto que se producen como consecuencia de una confusión en la concordancia
de género. Lo adecuado es, por tanto, esta hacha, esa aria, la otra ave, toda el hambre, poca agua,
la primera aula, la misma arma. Sobre alternancias como todo África/toda África o todo Sevilla/toda
Sevilla, véanse los §§ 11.9f-g. Se ha aducido ocasionalmente que, al ser el artículo determinado uno
de los componentes que dieron lugar al demostrativo aquel, combinaciones como aquel aula o aquel
ave tendrían mayor justificación histórica que las que se acaban de mencionar. Es cierto que los testimonios
que se ajustan a esta pauta son más numerosos en todas las épocas que los que corresponden
a esas combinaciones con los demostrativos ese o este:
11.1b MORFOLOGÍA 6
¡Oh bella Galatea, más süave / que los claveles que troncó la Aurora; / blanca más que las plumas de aquel
ave / que dulce muere y en las aguas mora [...]! (Góngora, Polifemo); Agachó la cabeza y bebió de
aquel agua creyendo que se bebía a sí misma (Ferrero, Opium); Aquel ala del edificio solo albergaba oficinas
vacías a esa hora de la madrugada (Chaviano, Casa).
Aun así, también aquí se prefieren en el español de hoy las variantes en femenino (aquella
ave, aquella agua, aquella ala). Para la combinación del artículo indeterminado un y de los cuantificadores
indefinidos algún y ningún con los nombres femeninos que comienzan por /a/ tónica,
véanse los §§… Artículo II, Cuantificadores.
11.1d. Cuando los sustantivos designan seres animados, el género gramatical aporta
información semántica, ya que suele diferenciar el sexo que les corresponde. La lengua
emplea distintos procedimientos para señalar estas diferencias. Muchos sustantivos marcan
el género añadiendo una desinencia o un sufijo a la raíz (§§ 11.2b, 11.2g-h), como
en gato/gata, en duque/duquesa o en poeta/poetisa (sobre este último par, véase el § 11.4e),
mientras que otros, llamados HETERÓNIMOS, utilizan diversos radicales, como en
toro /vaca; yerno/nuera; caballo / yegua, etc. Otros sustantivos —los llamados COMUNES
EN CUANTO AL GÉNERO— no experimentan cambios en su forma y hacen explícito su
género indirectamente, es decir, mediante los determinantes o los adjetivos que los acompañan:
el artista / la artista; el profesional / la profesional; el testigo / la testigo. Por otra parte,
se llaman SUSTANTIVOS AMBIGUOS EN CUANTO AL GÉNERO los que pueden aparecer en
masculino o femenino designando en ambos casos la misma entidad, generalmente inanimada,
como en el mar /la mar o el vodka/ la vodka. Son, por último, NOMBRES EPICENOS
aquellos sustantivos que se refieren a personas o animales mediante un único género
gramatical, sea este masculino —el personaje, el rinoceronte, el vástago— o femenino
—la lechuza, la persona, la víctima—. Muchos nombres epicenos que designan animales
y plantas pueden ser modificados por los términos macho y hembra, que especifican en
cada caso el sexo que corresponde a la entidad designada: la avispa {macho ~ hembra}; el
hipopótamo {macho ~ hembra}; el espárrago {macho ~ hembra}; el ombú {macho ~ hembra}.
Los que denotan seres humanos no admiten, en cambio, esta construcción: *la víctima
{macho ~ hembra}; *el personaje {macho ~ hembra}. Cuando es necesario especificar el sexo
del referente, se prefiere emplear los términos masculino y femenino, como en
Como escritor, Woody Allen crea personajes femeninos poco comunes (País [Esp.] 2/2/1986);
En la contraportada del álbum está la foto de un chico desmayado con la cara besuqueada, otra
víctima masculina de las roqueras (País [Esp.] 2/2/1986).
Y, a veces, también varón o mujer, como en el personaje varón de la comedia.
11.1e. Si bien son numerosos los sustantivos epicenos y los comunes en cuanto al
género —a veces con oscilaciones en su consideración, como se indica en el § 11.6—,
son en cambio raros los nombres de persona cuyo género no se corresponde con el sexo
del individuo que designan. Es lo que sucede con el sustantivo marimacho, que, siendo
masculino, designa coloquialmente, como señala el DRAE, a la mujer que por su corpulencia
o acciones parece hombre: A esta chica su padre nos la va a convertir en un marimacho
(Muñoz Molina, Sefarad ). Aun así, existe el sustantivo marimacha, que se usa en
México y en otros países, y también se atestigua marimacho empleado como femenino,
como en el siguiente ejemplo: [...] después de rodar la comedia gay [...] en la que es
7 El género 11.1e
una marimacho escritora de “best sellers” (Mundo [Esp.] 15/3/1996). Sobre el género de
sustantivos como santidad o excelencia en las fórmulas de tratamiento, véase el § 11.5f.
Como se explica en los §§ 11.6 y 11.8g, estas diferencias léxicas son independientes del
hecho de que muchos nombres que expresan atributos de los individuos no concuerden
en género con el grupo nominal del que se predican. Así, en Greta Garbo es un mito del
cine, no hay concordancia de género entre el sustantivo mito y el nombre propio Greta
Garbo, a diferencia de lo que sucede en Greta Garbo es una actriz mítica, donde sí la hay
entre el sustantivo actriz y ese mismo nombre. Tampoco el género de los nombres colectivos
guarda relación directa con el sexo de los integrantes de las realidades designadas,
como muestran con claridad las oscilaciones de género que presentan colectivos que designan
agrupaciones mixtas (la comisión frente a el comité, el ganado frente a la jauría, etc.).
En algunos casos, el género del nombre colectivo se contrapone al que habitualmente
corresponde a los integrantes de las agrupaciones correspondientes (el mujerío, el harén,
la torada).
11.1f. Como se ha señalado, los adjetivos concuerdan en género y número con el sustantivo
del que se predican o sobre el que inciden: gato negro, gata negra, gatos negros, gatas negras. La
concordancia es independiente de la función sintáctica que corresponda al adjetivo. Concuerdan,
pues, con los sustantivos los adjetivos modificadores (ojos melancólicos y profundos; las tranquilas
tardes soleadas sanjuaninas) y también los que funcionan como atributos o predicativos (La
tarde estaba soleada). Esta generalización se extiende a las oraciones que poseen sujetos tácitos,
cuyos efectos gramaticales son patentes en la concordancia: Comieron callados; Se sabía agraciada.
En las oraciones de sujeto no expreso que se acaban de mencionar, el género del adjetivo
reproduce igualmente el de ese sujeto tácito con el que concuerda (§§… Sujeto, Pronombre personal
I). La flexión del adjetivo —inexistente en algunas lenguas— no aporta significación, ya
que se limita a reproducir los rasgos de género y número del sustantivo. En expresiones como
un alta médica o un alto en el camino, las voces subrayadas son sustantivos. Su género está marcado
en el DRAE; su plural (altas médicas, altos en el camino) se interpreta semánticamente y permite
diferenciar significados (unidad frente a pluralidad). Carece, en cambio, de consecuencias
para el significado la diferencia que se obtiene en una pared alta ~ un muro alto, ya que esa diferencia
de género está impuesta por los sustantivos a los que esos adjetivos modifican. Análogamente,
tampoco tiene consecuencias semánticas el plural altas en paredes altas, pero sí las tiene,
lógicamente, en el sustantivo paredes. Así pues, los rasgos de género y número de los adjetivos
carecen de interpretación semántica y constituyen únicamente marcas de concordancia. Como
es lógico, no altera estas relaciones gramaticales el hecho de que ciertos adjetivos se apliquen únicamente
a sustantivos que designan personas de un sexo determinado (encinta, impotente —en
el sentido de ‘incapaz de realizar el coito’—, etc.). Sobre otros aspectos del género y el número
de los adjetivos, véase el §… Adjetivo.
11.1g. El GÉNERO NO MARCADO en español es el masculino, y el GÉNERO MARCADO
es el femenino. Como se explica en el §... Cuestiones generales, la expresión no marcado
alude al miembro de una oposición binaria que puede abarcarla en su conjunto, lo
que hace innecesario mencionar el término marcado. Cuando se hace referencia a sustantivos
que designan seres animados, el masculino no solo se emplea para referirse a los
individuos de sexo masculino, sino también para designar la clase que corresponde a todos
los individuos de la especie, sin distinción de sexos. Así, en oraciones como El hombre es
un animal racional, la expresión el hombre designa el ser humano; en El gato es un buen
animal de compañía, el grupo nominal el gato hace referencia al tipo de felino del que se
11.1f MORFOLOGÍA 8
habla. Esta forma de mención se extiende al plural, como en Los hombres prehistóricos se
vestían con pieles de animales, donde están comprendidas —como es obvio— las mujeres,
o en En mi barrio hay muchos gatos, donde el sustantivo gatos abarca a los animales
de los dos sexos. Es habitual en las lenguas románicas, y también en las de otras familias
lingüísticas, usar los sustantivos masculinos de persona para designar todos los individuos
de la clase que se mencione, sean varones o mujeres. Así, si se hace referencia al
número de mexicanos o de peruanos que cumplen un requisito cualquiera, es improbable
que se desee excluir a las mujeres mexicanas o peruanas del grupo designado. Lo
mismo sucede si se habla de jueces, de médicos, de escritores, de presidentes, de consumidores,
de espectadores o de desocupados. Como es lógico, se habla solo de varones en
la expresión El número de españoles que han sido ordenados sacerdotes en los últimos diez
años, o en otras muchas similares en las que el contexto o la situación social aclaran suficientemente
que solo se hace referencia a las personas de un sexo, como sucede en los
siguientes ejemplos:
Los españoles son, junto con los italianos, los que menos ayudan a las esposas en las tareas
domésticas (Diario Vasco 27/4/1999); Los congresistas se desafían a ver quién es el primero en
“vasectomizarse” (Caretas 19/9/1995).
11.1h. Se ha observado que ciertos plurales de sustantivos masculinos de persona
(monjes, brujos, etc.) muy raramente abarcan a las mujeres, sea cual sea el contexto en que
se usen, y también que varios sustantivos masculinos que forman parte de oposiciones
heteronímicas presentan a veces dificultades para englobar, usados en plural, a los representantes
del otro sexo. Así, la designación del grupo nominal los hombres prehistóricos,
mencionado en el párrafo precedente, incluye también a las mujeres, ya que con él se
hace referencia, como se ha explicado, a la especie humana en ese periodo. No se incluye
a las mujeres, en cambio, en las condiciones laborales en las que se contrataba a los hombres
o en los hombres que viven en este edificio (cf., en cambio, los vecinos que viven en este
edificio, donde se abarca a las personas de uno y otro sexo). Estas diferencias ponen de
manifiesto que el uso del masculino como término no marcado en la oposición léxica
hombres /mujeres no está determinado únicamente por factores gramaticales, sino también
por las condiciones contextuales o temáticas que favorecen la referencia a la especie
humana. Pesan más, en cambio, los factores gramaticales en la oposición entre los nombres
de pila y los apellidos. En la secuencia todos los Antonios que conozco, se entiende que
no se hace referencia a las mujeres que se llaman Antonia, pero se abarca a hombres y a
mujeres en todos los Martínez que conozco. Para alternancias sintácticas como los hombres
y mujeres ~ los hombres y las mujeres, véase el §... Construcciones coordinadas.
11.1i. En el lenguaje de la política, en el administrativo, en el periodístico, en el de los textos
escolares y en el de otros medios oficiales, se percibe una tendencia reciente (de intensidad variable,
según los países) a construir series coordinadas constituidas por sustantivos de persona que
manifiesten los dos géneros: a todos los vecinos y vecinas; la mayor parte de los ciudadanos y de las
ciudadanas; queridos alumnos y alumnas; la voluntad de los mexicanos y las mexicanas, etc., como
en el siguiente texto:
Una masiva ovación de los diputados y las diputadas […] cierra el presunto debate, ante la atenta mirada
de los responsables de su grupo por si algún diputado o alguna diputada […] aplaude con gesto tibio (País
[Esp.] 2/4/1999).
9 El género 11.1i
La doble mención se ha hecho general en expresiones como señoras y señores, damas y caballeros,
y otras similares. No obstante, el circunloquio es innecesario cuando el empleo del género no
marcado se considera suficientemente explícito para abarcar a los individuos de uno y otro sexo,
lo que sucede en un gran número de casos: Los alumnos de esta clase (en lugar de Los alumnos y las
alumnas) se examinarán el jueves; Es una medida que beneficiará a todos los chilenos (en lugar de a
todos los chilenos y a todas las chilenas). La mención doble solo es necesaria si existe alguna razón
para dudar de que el término no marcado designe en un determinado contexto tanto a los hombres
como a las mujeres. Sería lógico escribir, por esa razón, Los españoles y las españolas pueden servir
en el Ejército. El desdoblamiento está igualmente justificado en otros casos similares en los que
el contexto podría no dejar claro que con el masculino se quiere hacer referencia a las personas de
ambos sexos, y también cuando la estructura sintáctica de la oración pone de manifiesto que se
habla de dos grupos de individuos, como en las diferencias de opinión existentes entre profesores y
profesoras.
11.1j. El uso no marcado del masculino del que se habla en los párrafos precedentes
se extiende a muchos pronombres, así como a los artículos con los que se construyen las
relativas sin antecedente expreso en contextos genéricos. Las mujeres están, pues, comprendidas
en expresiones como Muchos más reaccionarían de igual modo; No estoy entre los
que piensan así y otras secuencias similares. También abarcan a los individuos de ambos
sexos algunos de los pronombres que no poseen moción genérica y se asimilan a los sustantivos
comunes en cuanto al género, tal como se explica en el §11.3b, como en quienes
más protestan. El uso no marcado del masculino se obtiene también con los singulares usados
en contextos genéricos. Los rasgos que caracterizan estos contextos se describen en el
§... Artículo II. De acuerdo con ellos, es genérica la oración Un estudiante universitario
tiene que esforzarse mucho hoy en día para trabajar y estudiar a la vez, pero no lo es
Un estudiante universitario publicó hace unos días una carta de protesta en este diario. Consecuentemente,
la expresión subrayada en el primer ejemplo abarca a hombres y mujeres,
mientras que la subrayada en el segundo caso solo se refiere a un varón.
11.1k. Como consecuencia del carácter no marcado del género masculino, no son anómalas
expresiones como Su último hijo ha sido una niña, que resultarían irregulares si esa no fuera una propiedad
firmemente arraigada en el sistema gramatical del español. Nótese, en el mismo sentido, que
para decir de una mujer que destaca entre un conjunto de alumnos y alumnas, el sistema gramatical
no rechaza la construcción Ana ha sido uno de mis mejores alumnos. Esta oración se prefiere a Ana
ha sido una de mis mejores alumnos, y, con mayor claridad, a Ana ha sido alumno mío, que muestran
discordancia de género (sobre la variante la mejor de mis alumnos, véase §... Comparativas). La oración
propuesta contrasta igualmente con Ana ha sido una de mis mejores alumnas, ya que en esta última
secuencia no se abarca a los varones. Existen otras muchas manifestaciones sintácticas del carácter
no marcado del género masculino, con consecuencias para las relaciones de concordancia.
11.1l. Pueden abarcar en su designación a los dos miembros de una pareja de varón
y mujer los sustantivos en plural padres (‘padre y madre’), reyes (‘rey y reina’), príncipes
(‘príncipe y princesa’), condes (‘conde y condesa’) y otros similares. Así, la expresión los
reyes puede designar cierta pareja real, como en Luego lo llevó a ver a los reyes para dorarle
un poco más la píldora (Pérez-Reverte, Trafalgar), un conjunto de reyes varones, como
en Está la majestad de los reyes orientales y sus comitivas, sus turbantes, sus coronas, sus púrpuras,
sus tesoros (Mujica Lainez, Novelista), así como algún conjunto de reyes y reinas
determinado contextualmente.
11.1j MORFOLOGÍA 10
11.1m. Se ha observado que no se descarta necesariamente a los varones en el uso que se hace
de algunos grupos nominales formados con sustantivos femeninos con los que se nombran profesiones
u ocupaciones desempeñadas tradicionalmente por mujeres. Así, el que pregunta ¿Hay
alguna enfermera que pueda atenderme? no está rechazando necesariamente ser atendido por un
enfermero. De forma análoga, con sustantivos como secretaria, azafata o locuciones como ama de
casa, es posible formar grupos nominales en cuya designación se abarque, por extensión de significado,
a los varones que desempeñan esas tareas. Aun así, esta inferencia está en función de factores
culturales que pueden variar según los países.
11.2. Marcas del género
11.2a. Como se ha explicado, los sustantivos y los pronombres (personales, demostrativos
y cuantificadores neutros) poseen género inherentemente, mientras que otras clases
de palabras lo adquieren por concordancia. Unos y otras manifiestan en ocasiones
MARCAS formales explícitas del género. El de los pronombres personales se estudia en los
§§… 11.3b, Pronombre personal I; el de los demostrativos, en el §… Demostrativos; el de los
adjetivos se analiza en los §§… 11.3b-c, Adjetivo; y sobre el género de los cuantificativos,
se hacen algunas consideraciones en los §§… 11.3b, 11.9f-g, Cuantificadores, Numerales.
El género de los sustantivos requiere un número mayor de precisiones morfológicas, que
se harán en la presente sección y en las siguientes.
11.2b. Es muy polémica la cuestión de si existe o no en español un morfema flexivo
de género, en el sentido de un segmento al que corresponda esa información morfológica.
Si bien la tradición gramatical solía inclinarse por esta opción, particularmente en los
numerosos casos en los que la vocal /o/ caracteriza a los sustantivos masculinos y la vocal
/a/ a los femeninos, se reconoce hoy en día que sus inconvenientes son mayores que sus
ventajas. Como se verá en esta sección y en las siguientes, existen sustantivos masculinos
terminados en -a (día), femeninos terminados en -o (mano), de uno u otro género terminados
en -e (héroe, serie), en -i (alhelí, hurí) o en -u (ímpetu, tribu), además de muchos terminados
en consonante marcados inherentemente para uno de los dos géneros. Son igualmente
numerosos los sustantivos comunes en cuanto al género terminados en vocal o en
consonante. Así pues, está hoy más extendido entre los morfólogos el análisis que atribuye
a ciertas terminaciones el carácter de MARCAS SEGMENTALES o MARCAS DE PALABRA,
lo que las capacita para ciertos procesos fonológicos y morfológicos sin convertirlas
en depositarias de información genérica. Uno de esos procesos es la supresión en la formación
de derivados. Por ejemplo, la segmentación Carl-os permite explicar derivados
como carl-ismo o Carl-it-os (también Carl-itos: §… Derivación apreciativa) sin considerar
que -os es un morfema de género. De igual manera, segmentaciones como cas-a, libr-o,
mont-e o Merced-es permiten prever formas del tipo de cas-ona, libr-ote, mont-ec-ito o
mont-ecito y de Merced-itas (§… Derivación apreciativa) sin asignar necesariamente información
genérica a los segmentos que se subrayan. Véase también el § 11.2i sobre este punto,
además de los §§… Cuestiones generales, Derivación apreciativa. Se considera, por tanto,
que estos nombres no contienen un morfema flexivo de género, sino que poseen género
inherente. Tampoco poseen marca de género los nombres comunes, los ambiguos y los
epicenos (véase el § 11.1d). Por el contrario, resulta natural considerar como tales marcas
las terminaciones subrayadas en hij-o, juez-a, jef-a, abad-esa, sacerdot-isa, gall-ina, leon-a
y otros sustantivos que designan personas o animales. En estos ejemplos, se produce,
11 El género 11.2b
en efecto, una alternancia flexiva entre la forma masculina y la femenina (hijo / hija,
juez / jueza, abad /abadesa), lo que justifica considerar la terminación como morfema de
género. En algunas de estas alternancias, solo aparece la marca distintiva de género en la
forma femenina (abad/ abadesa; escritor / escritora). Si bien algunos gramáticos han propuesto
que las variantes correspondientes en masculino contendrían un morfema vacío
o nulo de género, no parecen existir argumentos empíricos que lo justifiquen.
11.2c. La mayor parte de los sustantivos que acaban en -a son femeninos (alegría,
amapola, casa, silla, etc.), y la mayoría de los que acaban en -o son masculinos (cuaderno,
fuego, odio, puerto, etc.). Los acabados en consonante o en otras vocales pueden ser masculinos
(alhelí, amor, anís, árbol, césped, diente, dolmen, espíritu, fénix, guirigay, hábitat, regaliz,
reloj, etc.) o femeninos (flor, fuente, grey, hurí, ónix, perdiz, tortícolis, tribu, troj, verdad,
vocal, etc.). Muchos sustantivos terminados en -a que designan seres animados suelen
hacer referencia a una mujer o a un animal hembra, pero existe un buen número de
excepciones que se analizan en el § 11.4. Solo unos cuantos sustantivos masculinos que
no designan seres animados terminan en -a, en su mayoría procedentes de neutros griegos.
Están entre ellos los siguientes:
aroma (en el sentido de ‘perfume’, no en el de ‘flor del aromo’), cisma, clima, día, dogma, mapa,
pentagrama, problema, tema (salvo en el sentido, poco usado, de ‘manía’), trauma.
A su vez, varios de los acabados en -o son femeninos, como libido, mano, nao, seo (el
último, poco usado fuera de España). El sustantivo virago se documenta con ambos
géneros, pero se considera preferible el femenino. Debe tenerse en cuenta que algunos
sustantivos femeninos acabados en -o tienen este género porque son originariamente
acortamientos de palabras femeninas. Tal es el caso de los sustantivos disco (de discoteca);
foto (de fotografía); moto (de motocicleta); polio (de poliomielitis) o quimio (de quimioterapia).
El sustantivo radio posee género masculino cuando designa cierto tipo de
línea (el radio de la circunferencia, los radios de la bicicleta), cierto hueso (Se rompió el
radio cuando esquiaba), cierto elemento químico (El radio es tóxico), cuando es acortamiento
de radiotelegrama o cuando designa un receptor de ondas en México, Centroamérica,
las Antillas, el Caribe continental y los países andinos, como en En los departamentos
la gente oía el radio o veía la tele antes de cenar (Villoro, Noche). En el resto del
mundo hispánico, en cambio, esta última acepción es femenina: Lo encontré en una clínica
privada, jugando sentado en una cuna con un animal de felpa, a la vez que manipulaba
una radio (Jodorowsky, Danza). Lo es asimismo en todas las variedades del español
cuando se refiere a un medio de difusión: Se dio la noticia en la prensa, la radio y la
televisión. Cuando radio es acortamiento del sustantivo radiotelegrafista, admite ambos
géneros para indicar la diferencia de sexos. También admite los dos géneros el sustantivo
dinamo —de (máquina) dinamoeléctrica—, si bien se prefiere el femenino. Sobre el
género de otros acortamientos, véase el § 11.7d; sobre el género de otros sustantivos terminados
en -ista, véase el § 11.4d.
11.2d. Como se ha explicado, la relación entre género y sexo en las palabras que
designan seres vivos se establece en ocasiones mediante sustantivos con bases léxicas
distintas, lo que suele recibir el nombre de HETERONIMIA. Se obtienen así pares como
hombre / mujer; macho/hembra; padre /madre; marido / mujer; toro (o buey) /vaca y otros
similares. Se muestran a continuación algunos ejemplos de este grupo:
11.2c MORFOLOGÍA 12
Está demasiado cerca de los caballos y las yeguas y los burros de carga, huele como huele el
ganado (Pombo, Ventana); El navío “Muloch”, en junio del mismo año, trae a bordo un toro
y una vaca Durham, cuatro carneros y dos ovejas Leicester para Diego White (Zaefferer, Navegación);
Yoni se empeñó en que Bobi fuera su padrino y la madrina entonces tenía que ser de
parte de la novia, aunque lo suyo era que fuese al revés (Mendicutti, Fuego); Los domingos, o
una vez por semana nos juntábamos todos los hijos (siete), las nueras y los yernos, los nietos
(Revista Hoy 19-25/1/1983).
11.2e. Las terminaciones -o y -a en los sustantivos no animados pueden marcar diferencias de
otro tipo, como la que se establece entre el árbol y su fruto o su flor, o bien distinciones relativas al
tamaño o a la forma de las cosas. Es lo que sucede, entre otros casos, en los pares siguientes:
almendro ~ almendra; bolso ~ bolsa; camelio ~ camelia; cántaro ~ cántara; cerezo ~ cereza; cesto ~ cesta; garbanzo
~ garbanza; guindo ~ guinda; huerto ~ huerta; jarro ~ jarra; manto ~ manta; manzano ~ manzana;
olmo ~ olma; río ~ ría; ruedo ~ rueda; tilo ~ tila.
En leño ~ leña, se oponen un sustantivo contable y uno no contable (§… Sustantivo). Algo
similar sucede en madero ~ madera, si bien en este caso la forma femenina admite indistintamente
la interpretación de nombre contable o la de no contable. También se observa diferencia de significado
entre fruto, que es el término general para designar el producto de una planta que contiene
la semilla, y fruta, que se refiere al fruto comestible que puede ingerirse crudo. Se dice, pues,
que la naranja es una fruta, mientras que la almendra es un fruto seco. Existe en otros casos cierta
proximidad semántica entre el término masculino y el femenino. Aun así, se trata de pares que
deben definirse separadamente, ya que no dan lugar a paradigmas sistemáticos: banco ~ banca,
brazo ~ braza, etc. Debe, pues, advertirse que estas oposiciones no son regulares, y que el criterio
que se suele aducir para establecerlas proporciona con frecuencia resultados aproximados.
Así pues, si bien suelen reconocerse diferencias de tamaño en los referentes de huerto ~ huerta o
de jarro ~ jarra, cabe hacer notar que una huerta pequeña no es huerto, ni tampoco un huerto
grande es necesariamente huerta. Análogamente, el jarro y la jarra no se diferencian solo por el
tamaño, sino por la forma, la función, la constitución, etc.
11.2f. Hay que advertir, finalmente, que no siempre que las terminaciones -o y -a comparten
una misma secuencia de fonemas cabe pensar en alguna oposición gramatical o léxica. Puede tratarse
de simples casos de PARONOMASIA, es decir, de parecido fortuito de las palabras, como ocurre con
casa y caso; cosa y coso; foca y foco; pala y palo; pela y pelo; seta y seto. Otras veces se percibe cierta conexión
entre los significados, pero no es posible ajustarla a pautas sistemáticas: soldado y soldada (‘retribución
que se asigna al soldado’), peso y pesa, trata y trato, etc.
11.2g. La marca de género femenino presenta en algunos casos un incremento morfológico:
-esa, -isa, -ina. Algunos gramáticos entienden que los segmentos morfológicos
han de ser, en estos casos, -es-, -is- e -in-, respectivamente, pero no existe completo acuerdo
sobre esta distribución de morfemas, como se explica en el §... Cuestiones generales. Los
pares que se obtienen, no todos con la misma extensión geográfica, son los siguientes:
– Abad/ abadesa; alcalde / alcaldesa; barón/baronesa; conde / condesa; cónsul / consulesa; diablo / diablesa
(junto a diabla, más común en algunos países); duque/duquesa; jeque/jequesa; juglar/juglaresa;
tigre / tigresa (además de tigra). En el par príncipe / princesa, el femenino, de origen francés,
sustituye al antiguo principesa.
13 El género 11.2g
– Diácono/ diaconisa; histrión / histrionisa; papa / papisa; poeta / poetisa (también se usa el femenino
poeta, según se hace notar en el § 11.4e); profeta / profetisa; sacerdote / sacerdotisa. En el nordeste
argentino, se usa gurí / gurisa con el sentido de ‘niño, niña’.
– Gallo / gallina; héroe / heroína; jabalí / jabalina; zar / zarina.
Al sustantivo jabalina corresponde una etimología no asociada con jabalí (fr. javeline)
cuando designa cierto objeto que se lanza en las competencias deportivas. El femenino que
corresponde a algunas de las oposiciones mencionadas puede estar más restringido que el
masculino. Así, para designar la mujer que ejerce hoy el sacerdocio en ciertas confesiones
cristianas no es normal el sustantivo sacerdotisa, pero empieza a emplearse el sustantivo sacerdote
(una sacerdote), que pasa de esta forma al grupo de los comunes en cuanto al género,
como en el siguiente ejemplo: La sacerdote que no pudo perdonar (Mundo [Esp.] 9/3/2006).
11.2h. Otros pares, formados sobre pautas menos productivas, son el citado rey/reina
y los femeninos terminados en -iz: actor / actriz (en el ámbito jurídico, se usa también
actora como adjetivo —parte actora— y como sustantivo actor / actora: La actora reclamó
en su demanda el cobro de cierta suma de dinero) o el antiguo cantatriz. Existe directriz
como adjetivo y como sustantivo femenino, pero no como nombre de persona
(cf. director / directora). En algunas regiones de Colombia se usa el sustantivo masculino
institutor ‘maestro, pedagogo’, mientras que el femenino institutriz es de uso general con
el mismo sentido que posee esa voz en el resto del mundo hispánico. Véase también sobre
este mismo punto el §... Adjetivo.
11.2i. Por lo general, los diminutivos de los nombres propios de persona (§… Derivación
apreciativa) adoptan como terminación la del género del sustantivo del que proceden, al margen
del sexo de la persona designada, sobre todo si el sustantivo es masculino terminado en -o. Así,
rosario es sustantivo común masculino (un rosario antiguo), mientras que Rosario es habitualmente
nombre propio femenino (Mi prima Rosario es muy lista), aunque puede ser también nombre
de varón. El diminutivo correspondiente al antropónimo femenino es Rosarito (nombre propio
femenino con terminación masculina). Contrastan de igual forma amparo (nombre común masculino)
y Amparo (nombre propio femenino). El diminutivo Amparito es nombre propio femenino
con terminación masculina. Así pues, la terminación del diminutivo se establece en estos casos
en función de la base léxica, y no del sexo de la persona a la que corresponde. Se han documentado
los diminutivos Rosarita y Amparita, ambos de muy escaso uso. En cambio, sobre el sustantivo
masculino pilar se forma el nombre propio femenino Pilar, cuyos diminutivos más habituales,
con distinta extensión geográfica, son Pilarita, Pilarcita, Pilarcica, Pilarica, Pilarina, si bien
existe también el diminutivo Pilarín. Sobre los dobletes del tipo de manita/manito (ambos diminutivos
de mano según los países), véase el §... Derivación apreciativa.
11.3. Sustantivos comunes y ambiguos
en cuanto al género
11.3a. Algunos sustantivos animados poseen los dos géneros, de modo que no permiten
distinguir el sexo de las entidades que designan mediante el empleo de desinencias.
Esta información se obtiene indirectamente, es decir, a través de la concordancia con
adjetivos y determinantes. A estos sustantivos se les llama, como se adelantó en el § 11.1d,
11.2h MORFOLOGÍA 14
COMUNES EN CUANTO AL GÉNERO: el cónyuge / la cónyuge; el pianista / la pianista; el testigo/
la testigo. Así pues, cabe decir Su cónyuge está enfermo y también Su cónyuge está enferma;
La testigo estaba irritada o El testigo estaba irritado, y pueden construirse asimismo
secuencias como varios violinistas polacos y varias violinistas polacas. He aquí otros ejemplos
de este mismo grupo:
Ella (la testigo) acusa a Samper de haber pagado al coronel (País [Col.] 22/5/1997); Entonces
el brujo le dice que nadie lo ha visto, que solamente él es el testigo (Puig, Beso); En este disco
Carla es la productora y la pianista (Derbez, Usos); En una habitación había un pianista tísico
que tocaba en una boite afrocubana (Umbral, Mortal ); Nicéforo hizo lo que pudo y aún más
de lo que de su eficacia se esperó, teniendo en cuenta las características de la cónyuge (Mujica
Lainez, Escarabajo); El otro no parecía el cónyuge, sino un intruso que resultaba al mismo tiempo
sorprendentemente familiar (Millás, Articuentos).
11.3b. Los pronombres personales tónicos yo, tú, usted, ustedes, mí, ti, sí y todos los
átonos, a excepción de lo, la y sus plurales, se comportan gramaticalmente, en cierta medida,
como los sustantivos comunes en cuanto al género. Así, el adjetivo concuerda implícitamente
en género con los pronombres me y te, aun cuando estos no posean ninguna
marca explícita de género, en oraciones como Me quedé entonces muy tranquilo (Vila-
Matas, Suicidios) o Mañana me iré y me llevaré el gato y te quedarás tranquila (Rulfo, Pedro
Páramo). De igual modo, el atributo adjetival concuerda implícitamente con el sujeto en
Yo soy alto y en Yo soy alta, como lo hace el adjetivo mismo con el pronombre tú en tú mismo
y en tú misma. En todos estos casos, el adjetivo se ajusta morfológicamente al género
del pronombre, masculino o femenino:
Podrías ser más considerado conmigo. No puedo cargar el agua yo sola (M. Montero, Trenza);
[…] hebras sueltas de historias que por sí solas no significaban gran cosa (T. E. Martínez,
Evita); No creo que te pueda conseguir comestibles; tendrás que conseguirlos tú mismo (Morales,
Verdad ); Voy a darte una ocasión —dijo al fin—, para que sigas siendo tú misma (Canto,
Ronda).
Como el género —y no el sexo— es un rasgo gramatical, interviene en los procesos
sintácticos. Parece apropiado entender, por consiguiente, que las formas de concordancia
descritas ponen de manifiesto que los pronombres personales arriba mencionados se
comportan como los sustantivos comunes en cuanto al género. Al igual que en los casos
citados (cónyuge, testigo, etc.), una sola forma gramatical posee alternativamente los dos
géneros de forma implícita y puede designar, por tanto, individuos de uno u otro sexo.
Se examinan otros aspectos de estas relaciones de concordancia en el §... Pronombre personal
I. Sobre la alternancia de géneros en oraciones como Procuró salir {ileso ~ ilesa} o en
Hay que ser más {generoso ~ generosa}, véanse los §§… Adjetivo, Pronombre personal I. Presentan
un comportamiento similar al de los pronombres personales señalados, otros pronombres
como los interrogativos quién/ quiénes y cuál / cuáles, los relativos quien/ quienes
y los indefinidos alguien y nadie. El adjetivo puede concordar con estos pronombres
en masculino o en femenino. Aun así, se ha observado que la concordancia en femenino
está más restringida con algunos de ellos. Es normal en las construcciones comparativas,
como se muestra en los ejemplos que siguen, pero resulta algo menos frecuente
en las que no lo son, como en Si sabes de alguien interesada o No encontré a nadie
dispuesta a ir:
15 El género 11.3b
¿Quién es más bella en la oscuridad de esta noche? (A. Ruiz, Rosas); Aquí no se sabe quién está
más loco (Sánchez Ferlosio, Jarama); Las conocía muy bien, y sabía cuál estaba más gorda (Araya,
Luna); ¿De dónde sacó esos 2000 millones de pesetas que le descubrió alguien tan serio,
riguroso y ecuánime como el fiscal don Alfredo Flores? (ABC 29/4/1997); Le sonó como una
demostración de celos, indigna de alguien tan lista como su abuela (Allende, Ciudad ); No he
conocido a nadie más callado que tú (Salisachs, Gangrena); Hay que hacer que no haya nadie
más bella que ellas (Wolff, Álamos).
Véase también en relación con este punto el §... Cuantificadores.
11.3c. Los llamados ADJETIVOS DE UNA TERMINACIÓN (§... Adjetivo) representan en el
ámbito de los adjetivos el equivalente de los sustantivos comunes en cuanto al género. Se trata de
adjetivos como audaz, azul, conforme, feliz, fiel, grande, precoz, salvaje, triste, verde y otros muchos
que se aplican a sustantivos tanto masculinos como femeninos: Esta mesa es grande o Este árbol es
grande; hombres tristes y mujeres tristes. Algunos gramáticos entienden que los adjetivos de una terminación
no concuerdan en género con los nombres o los pronombres, mientras que otros interpretan
que todos los adjetivos lo hacen. Desde este último punto de vista, que parece más adecuado,
el rasgo que caracteriza a los adjetivos de una terminación es la capacidad de poder elegir
un género o el otro para concordar con el que corresponda al nombre o al pronombre al que modifiquen
o del que hayan de predicarse. Si los sustantivos comunes en cuanto al género aparecen
modificados por adjetivos invariables o de una terminación, tendrán que ser otros modificadores
(si los hay) los que identifiquen el género de los sustantivos. Repárese en que no es posible deducir
esta propiedad de la forma que poseen expresiones como grandes artistas o su insistente corresponsal,
pero se interpreta sin dificultad siempre que aparezca algún modificador con marca expresa
de género, como en las grandes artistas o su insistente corresponsal extranjera. He aquí otros casos
similares:
Algo más tarde llegó la Pecas, la mujer de Taibo, que era una activista sindical (Alatriste, Vivir); Lo presentó
como un activista cultural del municipio y los canadienses intercambiaron breves frases de cortesía con
él (Álvarez Gil, Naufragios); El traficante era un agente especial de la siniestra Policía del Ministerio del
Interior (E. Quintero, Danza); Han perdido meses queriendo demostrar que era una agente nazi (T. E.
Martínez, Evita); Las cocinas populares españolas son hijas de la romana y de las prehispánicas indoamericanas
con algún o alguna amante oriental de por medio (Domingo, Sabor); [...] que yo quisiera prolongar
pero la chica japonesa o la fría condescendiente turista noruega no la dejan seguir (Cortázar, Glenda);
De modo que ahora soy un simple turista nostálgico que recorre el penúltimo tramo de la vida (Moncada,
Cena).
11.3d. Se confunden a veces indebidamente los sustantivos comunes en cuanto al
género con los sustantivos polisémicos. Así, el sustantivo polisémico editorial es masculino
cuando designa un artículo de fondo no firmado, pero femenino cuando se refiere
a una casa editora. De igual forma, el sustantivo guarda es femenino en la mayor parte
de sus usos, como explica el DRAE, pero cuando designa la persona que está al cuidado de
una casa o una finca es común en cuanto al género (un guarda forestal /una guarda forestal,
aunque se prefiere guardia en algunos países). Así pues, en cuanto que designan realidades
diferentes, a las que corresponden gramaticalmente géneros también distintos,
estos sustantivos no son COMUNES, sino POLISÉMICOS. Se mencionan otros casos de polisemia
(el cólera ~ la cólera; el cometa ~ la cometa; el margen ~ la margen; el orden ~ la orden;
el trompeta ~ la trompeta) en los §§ 11.4f y 11.7i-k.
11.3c MORFOLOGÍA 16
11.3e. Como se adelantó en el § 11.1d, los sustantivos comunes en cuanto al género
se distinguen de los sustantivos llamados AMBIGUOS EN CUANTO AL GÉNERO, o simplemente
AMBIGUOS. También estos sustantivos manifiestan doble género, pero el cambio
de género no implica en ellos alteración de significado:
El mar. La mar. / El mar. ¡Solo la mar! (Alberti, Marinero); Requisamos un falucho y nos hicimos
a la mar (Vázquez-Figueroa, Cienfuegos2); Tú dices que el marino hace en el mar lo que
tú haces en tu atelier (Adoum, Ciudad ).
Un gran número de estos sustantivos, que se estudian en el § 11.7, designan seres
inanimados. Se ha hecho notar que el término ambiguo, usado en el sentido que se
describe, no es enteramente transparente, puesto que no tiene relación con otros empleos
del concepto de ambigüedad aplicados al léxico o a la sintaxis. Aun así, el término
se mantendrá en esta descripción porque es el que se usa tradicionalmente para
designar este tipo de sustantivos. Aunque se han empleado alguna vez los términos
género ambiguo o género común, no se consideran recomendables, ya que introducen
distinciones en las clases de género (es decir, en el paradigma al que pertenecen masculino,
femenino y neutro) que corresponden, en realidad, a las clases de sustantivos que
lo manifiestan.
11.3f. Se dan, a menudo, ciertas diferencias geográficas, de registro, de frecuencia o simplemente
de uso entre las dos variantes de los sustantivos ambiguos. Así, en muchas zonas, entre
las gentes de mar es más frecuente usar el sustantivo mar como femenino (la mar; mar bravía) que
como masculino (el mar; mar bravío), pero la última opción es más usual en la lengua común. Se
emplea mar como femenino en expresiones como en alta mar, mar arbolada o en hacerse a la mar,
pelillos a la mar (no usada en algunos países americanos) y en el grupo cuantificativo la mar de,
como en Es hombre que ha leído la mar de libros (Cela, Colmena). Véase sobre esta última construcción
el §... Cuantificadores. En plural se emplea siempre el masculino (los mares del sur). Los
sustantivos bajamar y pleamar son solo femeninos: la incesante pleamar de tu fragancia (Borges,
Rosa); Por igual razón la bajamar no consigue amenguar ese trabajo erosivo que está carcomiendo al
barco (Rubín, Rezagados).
11.3g. Las dos variantes de género del sustantivo ambiguo azúcar están condicionadas por
criterios geográficos (unos hablantes usan las expresiones azúcar blanco, azúcar moreno, mientras
que otros prefieren azúcar blanca, azúcar morena —azúcar negra en algunos países—), pero también
morfológicos, ya que en el plural se prefiere mayoritariamente el masculino (Los azúcares son
hidratos de carbono). He aquí algunas muestras de la doble concordancia:
[…] bordeadas por una cinta de escarcha que evocaba el azúcar sobre las frutas confitadas (Millás, Mujeres);
[…] sin haber revuelto bien el azúcar depositado en el fondo de la taza (Grandes, Aires); Creyeron que
les preparaban una exquisita compota acaramelada con azúcar prieta (Sarduy, Pájaros); Le pasas rápido la
azúcar a la señora (M. A. Campos, Carne).
El sustantivo dote es femenino cuando significa ‘capacidad, cualidad’, como en las dotes de
observador que lo caracterizan. Cuando designa cierto conjunto de bienes, es ambiguo, pero se usa
más frecuentemente en femenino: la dote nupcial. Los sustantivos ambiguos en cuanto al género
llevan la marca amb. en el DRAE. En los apartados siguientes, se examinarán otras particularidades
morfológicas de las clases de los sustantivos que se han introducido.
17 El género 11.3g
11.4. Características de los sustantivos comunes
en cuanto al género según su terminación
11.4a. Son comunes en cuanto al género los sustantivos de persona que designan
tanto a hombres como a mujeres. En esta clase se encuentran la mayoría de los sustantivos
de persona acabados en -a, con muy escasas excepciones, que se tratan en el § 11.8d.
Muchos, aunque no todos, son de origen griego. Se dice un atleta y también una atleta,
y se forman, análogamente, expresiones como sus prestigiosos colegas y sus prestigiosas colegas.
Entran en este grupo muchos sustantivos que designan profesiones, ocupaciones, oficios,
actividades y otros atributos similares característicos de las personas, como se percibe
en la relación siguiente:
anacoreta, astronauta, burócrata, cabecilla, camarada, centinela, cineasta, comparsa (en el sentido
de ‘persona que ocupa un puesto secundario’), compatriota, croata (alterna con cróata en
Colombia), demócrata, espía, estratega, exégeta (que alterna con exegeta), fisioterapeuta, foniatra,
geodesta, geriatra, guardia, guía, heresiarca, hincha, homicida, jerarca, karateca, linyera, logopeda,
oligarca, pediatra, pirata, profeta, proxeneta, (p)sicópata, (p)siquiatra, tecnócrata, terapeuta, terrícola,
trá(n)sfuga, turista, vigía, yudoca.
Están algo más restringidos botija (‘niño, niña’ en el Perú y el Uruguay); canillita (‘vendedor
o vendedora de periódicos’ en las áreas rioplatense y andina):
Íbamos bajando la escalera de la Amsterdam y un botija de doce o trece años lloraba en silencio
escondido bajo el ala de su gorrito manya (CREA oral, Uruguay); Una botija con apenas 15 añitos
comienza a darle bolilla a esas cajas de madera que, si le dabas cuerda, salía la música (República
29/6/2004); Un muchacho ingresó en la sala anunciando los diarios del día. Marcos rechazó
con un movimiento de mano cuando le ofreció uno. El canillita insistió (Prada Oropeza,
Hora); Roban diez mil dólares y joyas del departamento de una canillita (Capital 21/9/2004).
Presentan heteronimia patriarca /matriarca.
11.4b. Varios de los sustantivos mencionados en el párrafo precedente se emplean
también como adjetivos, como croata en una ministra croata, demócrata en un partido
demócrata, y otros similares. Sobre la relación entre sustantivo y adjetivo, véase el §... Adjetivo.
Forman un grupo particular los sustantivos evaluativos, construidos a menudo con
el artículo un/una en el sentido que se describe en el §… Artículo II, que suelen expresar
atributos negativos, como (un/ una) paria, (un / una) canalla. Algunos sustantivos de este
grupo están restringidos geográficamente:
grasa (en la Argentina, ‘persona vulgar o de mal gusto’); hortera (en España, ‘persona vulgar u
ordinaria que pretende ser elegante’); maula (empleado en el Río de la Plata, en el sentido
de ‘cobarde’; en Cuba, en el de ‘homosexual’; en el Ecuador, en el de ‘contrabandista’; y en el
Perú, en el de ‘ocioso’); pasota (‘persona indiferente ante cuestiones importantes’, raro fuera de
España); pelma (‘persona pesada o molesta’).
11.4c. El sustantivo antípoda aplicado a las personas es común en cuanto al género: nuestros
antípodas / nuestras antípodas. Como nombre de lugar es más frecuente en femenino (Vive en las
11.4a MORFOLOGÍA 18
antípodas), y también lo es en la expresión en las antípodas, en la que no se usa el masculino: un
punto de vista que se halla en las antípodas del nuestro. Son asimismo comunes en cuanto al género
las locuciones nominales cabeza de chorlito, cabeza de familia, cabeza de fila, cabeza hueca y cabeza
loca:
Ellos no querían irse a vivir tan lejos, pero no les iba a quedar más remedio que hacerlo porque su hija era
ahora la cabeza de familia (Grandes, Aires); Don Luis, el cabeza de familia, viene con la chaqueta al brazo,
sudoroso, el cuello desabrochado (Fernán Gómez, Bicicletas).
11.4d. Son sustantivos comunes en cuanto al género los nombres de persona acabados
en el sufijo -ista, como en el activista y la activista (sobre este sufijo véase el §… Derivación
adjetival). Entre otros muchos ejemplos de este grupo, pueden señalarse ahorrista,
alpinista, analista, artista, automovilista, dentista, especialista, gremialista, pianista, protagonista,
taxista, violinista. Cabe añadir relacionista, empleado, con el significado de ‘relaciones
públicas’, en algunas variedades del español americano: Tanto las fuentes del hospital
Cedars-Sinaí como el manager y relacionista público del cantante han insistido en que no
hay motivo de preocupación (Universal 6/11/1996). Se prefiere, sin embargo, relacionador/
relacionadora en Bolivia, Chile y otros países. La locución nominal relaciones públicas,
que se usa en España, es común en cuanto al género: un relaciones públicas /una relaciones
públicas. Entre las escasas excepciones, está el sustantivo modista, que generó la
forma, anómala morfológicamente pero ya extendida, modisto (varón), frente a modista
(mujer). El sustantivo modista también se emplea en algunos países como común respecto
al género, tal y como señala el DRAE:
Recordarás que era el modista de Eugenia de Montijo antes de la invasión de los bárbaros
(L. R. Alonso, Supremísimo); Rodríguez se puso el primer dedal y empezó a trabajar en el taller
del modista Rabasseda para ayudar a su madre (Vanguardia [Esp.] 3/4/1995); Marujita Soza,
la modista, le pone alfileres en la cintura para ajustarle el vestido rojo (Arel, Jardín).
11.4e. Las voces autodidacta y políglota se usan generalmente como comunes en cuanto al
género (el autodidacta / la autodidacta; el políglota / la políglota), pero también se documentan, con
frecuencia mucho menor, desdobladas (autodidacto / autodidacta; polígloto / políglota), opción que
se considera igualmente correcta. En México es frecuente emplear como común en cuanto al género
el sustantivo analfabeta, por tanto, Es {un analfabeta ~ una analfabeta}. Se mencionaron en los
apartados precedentes los sustantivos masculinos poeta y guarda (en el sentido de ‘persona encargada
de la custodia o protección de algo’). Estos nombres presentan los femeninos poetisa y guardesa
respectivamente (el último característico del español europeo, aunque usado asimismo en
Venezuela y otros países americanos), pero también se emplean como comunes: una poeta reconocida,
una guarda forestal. El sustantivo guardés surgió en español del femenino guardesa; aunque
se trata de una formación anómala, es muy usual en España y figura en el DRAE: Aunque tu padre
sea señor y mi padre sea guardés, nosotros estamos por encima y más allá de todo eso (Gopegui, Real ).
En cuanto al sustantivo poetisa, cabe señalar que es forma rechazada por muchas escritoras, que
prefieren usar poeta como sustantivo común en cuanto al género: La poeta lo convidó a participar
en las tertulias literarias que se realizaban con frecuencia en su residencia (Liendo, Platos); Fina era
una poeta muy superior a su esposo, pero siempre ocupaba un segundo plano con relación a él (R. Arenas,
Autobiografía). Para justificar esa preferencia se han aducido, entre otras razones, que poetisa
lleva a veces asociada la connotación de ‘poeta menor’, y también que el uso de poeta como común
en cuanto al género se documenta ya en la lengua clásica.
19 El género 11.4e
11.4f. Algunos de los sustantivos que aparecen en los apartados anteriores son polisémicos,
además de emplearse como comunes en cuanto al género (recuérdese el § 11.3d para esta diferencia).
Así pues, aparte de designar a una mujer, se refieren a grupos o a instituciones los sustantivos
femeninos guardia (la Guardia Real, la vieja guardia), policía (Llamé a la Policía) y canalla
(toda la canalla del barrio). Contrastan, pues, Fue multado por {un guardia ~ una guardia};
Una policía le pidió a otro periodista su identificación (Nuevo Diario 9/8/2002), con Fue multado
por la Guardia de Tráfico; el anuncio de la creación de una Policía carcelaria (Rumbo 15/9/1997).
Los sustantivos guardia y policía tienen además otros sentidos, como explica el DRAE. El sustantivo
hortera, citado en el § 11.4b, es común en cuanto al género cuando se aplica a las personas,
pero solo femenino cuando designa un tipo de cazuela, como en Vio sacar en una hortera de alambre
un carnero o cabrón asado (Abarca, Vigilia).
11.4g. La mayor parte de los sustantivos de persona acabados en -e son comunes en
cuanto al género. Cabe decir el detective y la detective (aunque se documenta también ocasionalmente
detectiva en algunos países), y puede hablarse asimismo de intérpretes diestros
y de intérpretes diestras. La misma alternancia se aplica a los sustantivos que siguen,
a los que cabe añadir otros similares:
adlátere, amanuense, artífice, cadete, cofrade o cófrade, compinche, cómplice, conserje, consorte,
contable, cónyuge, copartícipe, correveidile, extraterrestre, hereje, mequetrefe, munícipe, partícipe,
pinche, pobre, tiple.
Están más restringidos geográficamente gafe (‘persona que trae mala suerte’, más
usado en el español europeo que en el americano), pichirre (‘tacaño’ en Venezuela) y
algunos más. El sustantivo doble es común en cuanto al género en la acepción de ‘persona
que sustituye a un actor cinematográfico en determinados momentos del rodaje’,
como en Tiene {un doble ~ una doble} para las escenas peligrosas, y también en la de ‘persona
que se parece muchísimo a otra, de modo que pueden confundirse’, como en Pareces
{el doble de este presentador ~ la doble de esta presentadora}. Sin embargo, otros sustantivos
en -e admiten femeninos en -a. El sustantivo jefe se usa como común, pero se
prefiere la forma jefa al uso de jefe como femenino (la jefe). Forman pares -e / -a, entre
otros, los siguientes sustantivos: alcahuete / alcahueta; catire / catira (‘rubio’ en Venezuela,
usado como adjetivo y como sustantivo); comediante / comedianta (si bien también
se usa comediante como común); infante / infanta (pero se dice una infante de Marina
—sobre el género de los nombres de empleos militares, véase el § 11.5b—); nene/ nena.
Para las voces duque, conde, alcalde y príncipe, véase lo apuntado en el § 11.2g. Existen
las alternancias sastre / sastra y cacique / cacica, pero las variantes femeninas son de escaso
uso: También la mujer podía ostentar el título de cacica (Silvestrini / Luque, Historia).
11.4h. Son sustantivos de una sola terminación (esto es, sin variantes en -a) muchos nombres
de persona acabados en -ante o -ente, procedentes en gran parte de participios de presente
latinos (§§... Derivación nominal, Derivación adjetival). Cabe usarlos, por tanto, con modificadores
masculinos o femeninos, como en He tenido {muchas estudiantes aplicadas ~ muchos estudiantes
aplicados}; Los médicos detestan tratar a pacientes poco {sufridas ~ sufridos}. La misma alternancia
se aplica, entre otros, a los siguientes sustantivos:
agente, amante, aspirante, cantante, combatiente, concursante, conferenciante, delincuente, delineante, demandante,
denunciante, descendiente, donante, drogodependiente (drogadependiente en la Argentina), escribiente,
11.4f MORFOLOGÍA 20
garante, informante, manifestante, narcotraficante, penitente, pretendiente, remitente, representante, simpatizante,
televidente, terrateniente, traficante, viajante, viandante.
11.4i. Se dan algunas oposiciones -ante / -anta; -ente / -enta y -(i)ente /-(i)enta, sin connotaciones
particulares o significados añadidos, aunque no todas las voces se usan en todos los países
hispanohablantes. Se trata de casos como los siguientes:
cliente / clienta; comediante / comedianta; congregante / congreganta; dependiente / dependienta; figurante / figuranta;
intendente / intendenta; presidente / presidenta; sirviente / sirvienta.
No obstante, en algunos países se emplean —con distinto grado de extensión— estos sustantivos
como comunes respecto del género. Así, por ejemplo, la clienta alterna con la cliente en Chile,
México, Centroamérica, la República Dominicana, Venezuela y otros países, en algunos de los
cuales es peyorativa la forma clienta. Se emplean tanto la presidente como la presidenta en el Ecuador,
Honduras, la República Dominicana, Venezuela, México y el Perú, entre otras áreas. De forma
análoga, alternan la dependiente y la dependienta en varios países (entre otros, Chile, México,
el Perú y Venezuela), mientras que se muestra preferencia por la primera de estas formas en Costa
Rica, El Salvador, la República Dominicana y Colombia, entre otras áreas hispanohablantes.
Los sustantivos principianta y danzanta, recogidos en el DRAE, son hoy de escaso uso. El sustantivo
farsanta era el femenino de farsante, en el sentido de ‘actriz’, ya desusado: Todas estas y más
figuras suele hacer una farsanta (Cervantes, Licenciado). Como explica el DRAE, se admite hoy con
el sentido de ‘persona que finge lo que no siente’ —Eres {un farsante ~ una farsanta}—, pero en
esta interpretación predomina farsante como común en cuanto al género: Me dio por llorar y por
decir que yo era una farsante, y que daría todos mis estudios y desvelos por el futuro de la clase obrera
(Martín Gaite, Nubosidad ). Si bien es de uso general vidente como común, existe videnta en el
Perú y otros países andinos, y se ha documentado ocasionalmente en España. El sustantivo gerente
cuenta con el femenino gerenta, recogido en el DRAE, que es frecuente en Chile y en los países
andinos, pero infrecuente en otros muchos. El sustantivo postulante se usa en América en el sentido
de ‘candidato’, pero existe postulanta con el sentido de ‘mujer que pide ser admitida en una
comunidad religiosa’.
11.4j. En varios países se oponen en la actualidad una gobernante (‘mujer que gobierna un
país’) y una gobernanta (‘mujer que tiene a su cargo personal de servicio’):
Representa una carencia de tacto político el que un (o una) gobernante manifieste sin recato alguno su preferencia
por tal o cual tendencia ideológica (Excélsior 3/10/2000); Tuvo dos niñeras inglesas, una gobernanta
suiza y un preceptor francés (Vargas Llosa, Verdad ).
La voz parturiente, que no designa personas de sexo masculino, ha caído en desuso a favor
del femenino parturienta, que es la que hoy se prefiere. Se ha observado que el femenino agrega en
algunos casos connotaciones, y a veces hasta significados, diferentes de los que corresponden al sustantivo
común. Así, es frecuente usar el sustantivo asistente como común (el asistente social / la asistente
social ). No obstante, se empieza a difundir en diversos países la expresión asistenta social, que
todavía no se ha integrado totalmente en la variedad culta, por lo que no se considera recomendable.
En España, se usa asistenta en el sentido de ‘empleada de hogar’. Se siente ya como anticuado
el uso de ayudanta como ‘mujer que realiza trabajos subalternos, por lo general en oficios manuales’:
En unos meses puede pasar de ayudanta a aprendiza (I. Aldecoa, Fulgor), por lo que se prefiere
ayudante como sustantivo común en cuanto al género.
21 El género 11.4j
11.4k. Son también comunes en cuanto al género otros sustantivos referidos a personas
y acabados en -o: el contralto / la contralto; el metomentodo /la metomentodo; el modelo
/la modelo (en la acepción en la que hace referencia a cierta profesión); el sabelotodo / la
sabelotodo; el soprano/ la soprano; el testigo / la testigo; el jurado/ la jurado (en el sentido
de ‘miembro de un jurado’, como explica el DRAE). En España se agrega el canguro / la
canguro (con el significado de ‘persona que se dedica al cuidado de niños y que cobra
por ello’). Existe el sustantivo común en cuanto al género reo (por tanto, el reo / la reo),
pero se documenta también el femenino rea, que tiene base etimológica:
[...] la decisión del gobierno de Israel de liberar a las reas (Universal 10/2/1997); A la rea Maribáñez,
que la bajen al lugar del tormento (Alviz, Son); Rea era de falta la que se descarriaba del
sendero legal (Longares, Corsé ).
En la Argentina se usa, además, la palabra rea en el sentido de ‘prostituta’ y con
valor despectivo.
11.4l. Son comunes en cuanto al género la mayor parte de los sustantivos que acaban
en -i (tónica o átona) o en -y y se refieren a personas:
el ceutí / la ceutí (el masculino es, además, el nombre de una moneda); el chantapufi / la chantapufi
(en la Argentina, ‘persona chapucera’); el maniquí/la maniquí (en la acepción de ‘persona
que exhibe modelos de ropa’); el marroquí/la marroquí; el pelotari/la pelotari; el quinqui/la quinqui
(en España, ‘persona perteneciente a cierto grupo social marginado’); el yóquey / la yóquey (si
bien se usa ocasionalmente yoqueta en el Río de la Plata).
He aquí algunos ejemplos de estos usos:
Otras intervenciones como las del balear Francisco Triay, el aragonés Isidoro Esteban o la ceutí
Carmen Cerdeira se situaron en el lado de quienes no defendieron a Guerra (País [Esp.]
21/5/1997); Lo primero que le dice el ceutí al español que llega de la Península es que primero
hay que conocer Ceuta (País [Esp.] 5/7/1978); La maniquí que más veces aparece retratada
es Helena Barquilla (Mundo [Esp.] 15/2/1996); Pero seguía siendo un hombre elegante, vestido
como el maniquí que fue en su juventud (Vargas Llosa, Fiesta).
11.4m. Son muchos los sustantivos terminados en consonante que se usan como
comunes en cuanto al género. No todos se emplean, sin embargo, en todas las áreas
hispanohablantes. Los siguientes son palabras llanas terminadas en -r, -s o -t: el
mártir / la mártir; el prócer / la prócer; el viejales / la viejales; el vivales / la vivales; el pívot / la
pívot. Muchos sustantivos de este grupo son palabras compuestas: un papanatas /una
papanatas; el lavacoches / la lavacoches; un pelagatos / una pelagatos; demasiados cantamañanas/
demasiadas cantamañanas; un pinchaúvas / una pinchaúvas, etc., todos ajustados
a la pauta «V + N» (véase el §... Composición). El segundo miembro del compuesto es
un adverbio en mandamás, igualmente común en cuanto al género (el mandamás / la
mandamás): La tal Inmaculada […] era la mandamás (A. Azuela, Casa).
11.4n. Los sustantivos agudos terminados en -ar o -er suelen ser también comunes
en cuanto al género:
11.4k MORFOLOGÍA 22
el auxiliar / la auxiliar (de vuelo, de enfermería, etc.); el crupier / la crupier; el titular / la titular (de
una plaza, cátedra...); el canciller / la canciller; el bachiller / la bachiller; el mercader / la mercader
(aunque se usó el femenino mercadera en el español antiguo y todavía se usa en algunos países
americanos); el sumiller / la sumiller; el ujier/ la ujier.
En cambio, los terminados en -or hacen el femenino en -a, con la excepción de sor,
que es solo femenino:
director / directora; doctor / doctora; elector / electora; escritor / escritora; lector / lectora; profesor / profesora;
rector / rectora; señor / señora.
Pueden verse otros aspectos de estas alternancias en el §… Adjetivo. Ha caído en
desuso el femenino huéspeda, por lo que huésped se usa hoy como común: el huésped / la
huésped. Se usó cónsula como ‘mujer del cónsul’, pero hoy se emplea cónsul como
común, si bien se usa consulesa en Bolivia y algunos otros países. También han caído
en desuso los femeninos bachillera, militara y otras variantes en femenino que el DRAE
recoge con significados particulares. Para el femenino de teniente, coronel y otros nombres
de empleos militares, véase el § 11.5b.
11.4ñ. Son también numerosos los sustantivos comunes en cuanto al género que terminan
en -l (el apóstol / la apóstol ). Muchos de ellos pasan a sustantivos desde un primitivo
uso adjetival:
un comensal/una comensal; el corresponsal/la corresponsal; un homosexual/una homosexual (o heterosexual
); el industrial / la industrial; el oficial / la oficial (de policía); el profesional / la profesional.
El sustantivo fiscal, procedente asimismo de un adjetivo (el tema fiscal ), es común
en cuanto al género (el fiscal / la fiscal ), pero existe también la forma fiscala, usada en
el Paraguay y otros países americanos, en consonancia con femeninos como concejala
(que alterna con la concejal ), bedela (que alterna con la bedel ) y otros similares.
En la actualidad, no son numerosos los sustantivos de persona terminados en -l sujetos
a moción genérica: español / española; zagal / zagala; colegial / colegiala, etc. En España
se usa una colegial con el sentido de ‘mujer que estudia en un colegio mayor’, pero
se emplea —como en otros muchos países— una colegiala con el de ‘alumna de un
colegio’, como en Era casi una colegiala, de cintas rojas en el cabello (Pozo, Noche).
11.4o. Los sustantivos agudos terminados en -z tienden a ser comunes (el capataz / la
capataz; el aprendiz/ la aprendiz; el portavoz/ la portavoz), aunque algunos manifiestan la
alternancia -o / -a: andaluz /andaluza; rapaz/ rapaza e, incluso, aprendiz /aprendiza. Para
el femenino de la forma juez, véase el § 11.5a. El resto de los sustantivos terminados en
consonante no suelen ser comunes. Los agudos terminados en -n hacen el femenino en
-a: anfitrión / anfitriona; catalán / catalana; ladrón / ladrona; patrón / patrona; peatón / peatona.
Se exceptúa el sustantivo gañán, que no presenta forma femenina porque su referente
siempre es masculino. El masculino correspondiente a comadrona es comadrón, igualmente
de escaso uso por razones extralingüísticas. Los nombres agudos terminados en
-s suelen hacer el femenino en -a: burgalés / burgalesa; feligrés / feligresa; francés / francesa;
marqués /marquesa (véase el § 11.4e para la oposición guardés /guardesa). Existen escasas
excepciones, como el compuesto mandamás, mencionado en el §11.4m.
23 El género 11.4o
11.4p. Con algunas excepciones, los adjetivos de doble terminación (es decir, con moción de
género) acabados en consonante vienen a coincidir con los que se usan también como sustantivos,
que se han descrito en los apartados anteriores: Tengo {pasaporte español ~ nacionalidad española};
Es {un muchacho gandul ~ una muchacha gandula}. El adjetivo montés es de una sola terminación
(gato montés, cabra montés), aunque se documenta ocasionalmente la variante montesa:
Pongo en duda que este sea siquiera el mundo de la cabra montés o la gamuza, del armiño o de las águilas
(García Sánchez, Alpe d’Huez); El equipo aparentemente mata a una mula, a una cabra montesa y a varios
gallos para producir la película (Carmona, Texto).
Para otros aspectos de la concordancia de género de los adjetivos, véanse los §§ 11.1a, 11.1f,
11.3b, 11.5f, 11.8c, 11.9g y el §… Adjetivo.
11.5. Moción genérica y sustantivos comunes en cuanto
al género. Profesiones, títulos y actividades
11.5a. En los apartados anteriores, ordenados por la terminación de los sustantivos,
se ha comprobado que la presencia de marcas de género en los sustantivos que designan
profesiones o actividades desempeñadas por mujeres está sujeta a cierta variación, a veces
solo desde tiempos relativamente recientes. La lengua ha acogido, pues, en ciertos medios,
voces como bedela, coronela, edila, fiscala, jueza, médica o plomera, pero estas y otras voces
similares han tenido desigual aceptación, generalmente en función de factores geográficos
y sociales. Así, existe el femenino jueza en el sentido de ‘mujer que desempeña el cargo
de juez’. Esta voz se ha extendido en unos países (entre otros, la Argentina, Venezuela,
Costa Rica, Chile), a veces en alternancia con la juez, pero no ha triunfado, o es
minoritaria, en otros (entre ellos, México, España y el Perú), en los que juez se emplea
como sustantivo común en cuanto al género (el juez / la juez):
A la juez Sonsoles le gustaba aquel lugar (Memba, Homenaje); A la juez le dieron ganas de
gritar (Gala, Invitados); Allí estaban policías y civiles declarando frente a la jueza (I. Jiménez,
Enigmas2); Trajo a una jueza civil y los casó aquí mismo (Dou, Luna).
Han desaparecido casi por completo los sustantivos femeninos que designaban antiguamente
a la esposa del que ejercía ciertos cargos (la coronela, la gobernadora, la jueza),
y van imponiéndose los significados en los que estos nombres se refieren a la mujer que
pasa a ejercerlos. Frente a estos nuevos usos, reflejo evidente del cambio de costumbres
en las sociedades modernas y del progreso en la situación laboral de la mujer, se percibe
todavía, en algunos sustantivos femeninos, cierta carga depreciativa o minusvalorativa
que arrastran como reflejo de la cultura y de la sociedad en las que se han creado. En los
apartados siguientes, se analizan algunas de estas alternancias y se examinan los factores
que intervienen en los casos de variación.
11.5b. Se consideran comunes en cuanto al género los sustantivos que designan grados
de la escala militar, sea cual sea su terminación:
el alférez / la alférez; el almirante / la almirante; el brigada / la brigada; el brigadier / la brigadier (si
bien se usa la brigadiera en el Perú); el cabo / la cabo (si bien se usa la caba en el Río de la Plata
para designar a la enfermera jefe en los hospitales); el comandante/ la comandante; el coronel / la
11.4p MORFOLOGÍA 24
coronel; el general/la general; el sargento/la sargento; el soldado/la soldado (no se considera correcto
la soldada en esta interpretación); el teniente / la teniente.
Aun así, en varios países americanos se documentan sustantivos como comandanta,
coronela, generala, sargenta, tenienta, etc., para designar a las mujeres que poseen tales grados.
El sustantivo capitana admite la interpretación en la que designa un cargo militar,
pero se usa más frecuentemente para hacer referencia a la mujer que dirige una nave o
un equipo deportivo. Los sustantivos capitana y generala se han aplicado también a la
Virgen, más frecuentemente en el español europeo que en el americano:
Como dice la copla de la Virgen del Pilar, que “no quiere ser francesa / que quiere ser capitana /
de la tropa aragonesa” (ABC Cultural 19/4/1996); A cada soldado le encargó ser el centinela de
su propio destino, nombró a la Virgen “generala de las tropas”, y el 18 de enero de 1817 inició
el ascenso a los Andes (Fuentes, Espejo).
El sustantivo sargenta tiene en varios países, además de otros significados que explica
el DRAE, el de ‘mujer prepotente o mandona’, sentido que también está presente en el
sustantivo sargento. Se documenta también este último como atributo, como en Bernardo
ha tenido mala suerte con la Rosa, que es un sargento. La Rosa es su mujer —concluyó en
un alarde de precisión— (Marsé, Teresa). Este sentido burlesco de los sustantivos sargento
y sargenta se extiende a su uso adjetival: Se dice de los entrenadores yugoslavos que son
un poco sargentos (País [Esp.] 1/5/2001). Como sucede con otros sustantivos similares
(§ 11.5a), está prácticamente perdido el uso de sargenta con el sentido de ‘mujer del sargento’:
La mujer del coronel, a quien la baronesa había conocido de sargenta en Cuba, dijo
que […] (Baroja, Hierba).
11.5c. Otros sustantivos de persona que designan cargos, títulos, profesiones y actividades
diversas, y que hacen el masculino en -o, presentan el femenino en -a. Muchos
de ellos eran considerados antiguamente comunes en cuanto al género. La lista siguiente
contiene una muestra representativa de ese largo paradigma:
abogado/abogada; agregado/agregada; árbitro/ árbitra (sobre el uso del artículo en este caso, véase
el §... Artículo I); arquitecto / arquitecta; banquero /banquera; biólogo / bióloga; bombero /bombera;
boticario / boticaria; calígrafo / calígrafa; candidato / candidata; catedrático / catedrática;
comisario / comisaria; diputado / diputada; doctor / doctora; escribano / escribana; estomatólogo / estomatóloga;
farmacéutico / farmacéutica; filántropo / filántropa; filólogo/ filóloga; filósofo / filósofa;
físico / física; fontanero/ fontanera; fotógrafo / fotógrafa; funcionario / funcionaria; geógrafo / geógrafa;
geólogo / geóloga; ginecólogo / ginecóloga; grafólogo / grafóloga; informático / informática; ingeniero /
ingeniera; licenciado / licenciada; magistrado / magistrada; mandatario / mandataria; matemático
/matemática; mecanógrafo /mecanógrafa; médico / médica; meteorólogo / meteoróloga; ministro/
ministra; neurólogo / neuróloga; notario / notaria; odontólogo / odontóloga; podólogo / podóloga;
(p)sicólogo/(p)sicóloga; químico/química; quiosquero/quiosquera; reportero/reportera; secretario/secretaria;
síndico/síndica; taquígrafo/taquígrafa; técnico/técnica; torero/torera; veterinario/veterinaria.
Se ejemplifican a continuación algunas de las variantes en femenino de estos nombres:
Pensó hasta en la quiosquera de la esquina (García Sánchez, Historia); Hacía tiempo que Luis
andaba empeñado en la idea de traerse al primo de Rosario Banderas, la torera (E. González,
25 El género 11.5c
Dios); No se suponía que Susan Dick fuese banquera (Nuevo Herald 14/4/1997); Belio y los
restantes integrantes de la lista firmaron un acta ante la escribana Susana Montenegro (Clarín
9/5/1997); La reivindicación de una geografía feminista en nuestro país solo se afirma a finales
de ese mismo decenio, cuando una geógrafa catalana llama la atención sobre el significado
y alcance de esta disciplina (Ortega Valcárcel, Geografía); La federación que agrupa a los trabajadores
de la salud denunciará a la ministra del Trabajo (Mundo [Ven.] 17/12/2003); Una certificación
de la abogada y notaria pública [...] indica que el 30 de noviembre de 1999 se reunió
la Junta Directiva de la empresa (Prensa [Nic.] 24/11/2000).
11.5d. Son escasos los masculinos en -o formados a partir de sustantivos originariamente femeninos
en -a. Mucho menos extendido que modisto, citado en el § 11.4d, está azafato (de vuelo, de
viaje), que se usa ocasionalmente en España: Toma el micro, y medio incorporado sobre uno de los
asientos delanteros, como un azafato de viaje, va contestando a los periodistas mientras la caravana
prosigue su curso (Feo, Años), a veces con intención irónica. También se emplea en ocasiones con
esa misma intención la locución nominal amo de casa, formada sobre la correspondiente variante
femenina, si bien se documenta asimismo usada sin dicha connotación: Elegía la película que verían
todos juntos a la hora de la siesta, endulzando su agotador fin de semana de padre, madre, amo
de casa, profesor particular y terapeuta ocasional (Grandes, Aires). El hecho de que los sustantivos
femeninos de persona que coinciden con muchos nombres de ciencias, artes o disciplinas den
lugar a dos interpretaciones no es óbice para que se recomiende su uso: física, informática, matemática,
música, política, práctica (de un puerto), química, técnica. Se ha observado que algunos de
estos sustantivos encuentran mayor resistencia que otros en su empleo como nombres de persona
(Es música de profesión; Era una política de pura cepa), mientras que otros muchos (informática,
matemática) se han impuesto sin dificultad, a pesar de la ambigüedad a la que se alude:
De orden del señor Adolfus —dijo el mensajero— se incorpora a su laboratorio la técnica en tejidos que
había solicitado (J. R. Zaragoza, Concerto); ¿Cómo era posible que aun en el caso de que el olfato fallara,
el tacto no hubiese advertido de su error a la joven matemática? (Pitol, Juegos); Eva, física de profesión, se
llevó las manos a la cabeza (Gironella, Hombres).
También se considera correcto el femenino perita (Ya es perita mercantil ), pese a que coincide
con el diminutivo de pera.
11.5e. La moción de género afecta solo a veces a las formas de tratamiento y a otros
sustantivos que expresan títulos. Tradicionalmente, el femenino señorita, que está cayendo
en desuso en muchos países hispanohablantes, se aplicaba a las mujeres solteras. El par señorito/
señorita era también la forma de tratamiento que usaban los sirvientes para dirigirse a
los superiores, independientemente de su edad (§... Pronombre personal I). En la actualidad,
predomina en ambos, pero sobre todo en el masculino señorito, el sentido de ‘persona holgazana’,
‘acomodada y ociosa’ o ‘remilgada, refinada en exceso’: Todo el día con los libros en
la mano haciendo el vago por ahí. Vamos, un señorito inútil en una casa de pobres (Asenjo,
Días). La oposición entre señora y señorita se considera hoy discriminatoria en muchas partes
del mundo hispánico (a menos que se use para señalar únicamente una diferencia de
edad), ya que, cuando se aplica al estado civil de la mujer a la que se dirige, introduce una
distinción social inexistente entre los varones. Véase el §... Pronombre personal I.
11.5f. En el §… Pronombre personal I, se explica que las fórmulas de tratamiento se asimilan
a los sustantivos comunes en cuanto al género en lo relativo a la concordancia. Los modifica-
11.5d MORFOLOGÍA 26
dores de sustantivos como majestad, santidad o excelencia concuerdan con ellos en femenino: Su
excelsa Majestad; Vuestra Santidad; Su Excelencia reverendísima. No obstante, los grupos nominales
así formados admiten ambas formas de concordancia en las oraciones copulativas y en otras
construcciones predicativas similares, según hagan referencia a un hombre o a una mujer. Como
es lógico, la concordancia, en estos casos, está en función de que la dignidad que se designa sea
compatible con el sexo de la persona a la que se atribuye. Se obtienen así contrastes como Su Majestad
se halla {indispuesto ~ indispuesta} o Su Excelencia ha sido muy {generoso ~ generosa} conmigo.
La situación era distinta en la lengua antigua, como se observa en el §… Pronombre personal I.
Se muestran a continuación otros casos similares, correspondientes al español contemporáneo, en
los que el género del grupo nominal está en función del de la persona que ejerce el cargo o el título
que se mencionan:
Su Majestad es, pues, muy español, pero también francés, lo cual es una ventaja [...] (Ramón Hernández, Secreter);
Yo he procurado disuadirle; pero su Ilustrísima es un poco terco (Galdós, Doña Perfecta); Su Santidad
podrá recibirle hoy encantado (Leguineche, Camino).
Se extiende la doble concordancia a ciertas locuciones nominales que no designan títulos, pero
se emplean para hacer referencia a las personas. Se elige, pues, uno u otro género en Una alta personalidad
del Gobierno declaró ayer que se sentía muy {satisfecho ~ satisfecha}, según sea hombre o
mujer la persona de la que se habla. Aun así, si el sexo de la persona que se menciona queda identificado
por otros recursos, es habitual que la concordancia se adapte a esa forma de mención,
como en Una alta personalidad del Gobierno, concretamente el ministro de Agricultura, declaró que
se sentía muy satisfecho por el nivel de las exportaciones.
11.5g. Los sustantivos que designan algunos instrumentos de música y que, por
metonimia, han pasado a designar a la persona que ejerce el oficio de tocarlos (casi
siempre en alguna agrupación musical) son comunes en cuanto al género:
el contrabajo/la contrabajo; el corneta/la corneta; el flauta/la flauta (al lado de el flautista/la flautista);
el fagot / la fagot (al lado de el fagotista / la fagotista); el trompeta/ la trompeta (al lado de el
trompetista/la trompetista); el violín/la violín (al lado de el violinista/la violinista); el bajo/la bajo
(al lado de el bajista / la bajista).
Se dice, pues, de un hombre que es “el segundo violín de una orquesta”, y de una
mujer que es “la segunda violín”: [...] y la segunda violín una mujer espléndida, joven y además
muy espectacular (Amestoy, Entrevista). Aunque se documenta ocasionalmente la primer
violín, se prefiere la primera violín porque el sustantivo violín pasa a ser femenino
con este significado. Como se explica en el §... Numerales, el adjetivo ordinal primero
no se apocopa ante sustantivos femeninos. Se dice, por la misma razón, la primera ministra,
y se considera anómala la variante la primer ministra, al igual que lo es la primer vez.
Nótese que en oraciones como La fagot estuvo espléndida concuerdan en género el sustantivo
fagot (femenino en este caso) y el adjetivo espléndida.
11.5h. Son varias las razones que explican la ausencia de sustantivos femeninos terminados
en -a en ciertos nombres de profesiones, ocupaciones o actividades, o bien el hecho de que el sustantivo
exista, pero no se use o tenga una difusión irregular. No se suele crear esa variante, en primer
lugar, cuando podría resultar inconveniente su confluencia con la connotación depreciativa
de alguna voz homónima ya existente. Así, cabe pensar que se usa como común en cuanto al género
27 El género 11.5h
el sustantivo sobrecargo (el sobrecargo / la sobrecargo), que designa a la persona que ejerce ciertas
labores de supervisión, porque existe el sustantivo femenino sobrecarga, que, como explica el DRAE,
significa ‘exceso de peso’, además de ‘molestia’, entre otros sentidos. La razón es estrictamente morfológica
otras muchas veces. Como se ha explicado en el § 11.4n, se prefiere canciller a cancillera
porque los sustantivos terminados en -er (bachiller, sumiller, etc.) son comunes en cuanto al género.
Las causas pueden ser también sociales. Entre las razones que explican el amplio uso de formas
como una médico o la médico, ilustrado en Orestes retuvo la mano de la médico, que nos invitó
a seguirla con un gesto extraordinariamente delicado (Jesús Díaz, Piel ), está la preferencia particular
de muchas profesionales de la medicina por esa variante, o bien por el uso del par doctor / doctora,
que pertenece a un paradigma regular. La alternancia juez / jueza está sujeta a variación geográfica,
como se explicó en el § 11.5a, pero también a preferencias particulares dentro de cada país
entre las mujeres que ejercen esa profesión. Finalmente, la actividad a la que se hace referencia
puede resultar desconocida en un ámbito determinado, y con ella la palabra que la describe, como
sucede con el sustantivo comadrón, mencionado en el § 11.4o. Cabe añadir, en el mismo sentido,
que, en ciertas confesiones protestantes (la Iglesia anglicana, entre otras), existen mujeres a las que
corresponde la dignidad de obispo. El sustantivo obispa cuenta ya con documentación, pero su
uso no se ha extendido porque tampoco lo ha hecho entre los hispanohablantes la realidad que
designa.
11.5i. Si bien los sustantivos comunes en cuanto al género constituyen una subclase
de los nombres comunes, cabe asimilar a ese paradigma los escasos nombres de pila que
se pueden aplicar a varones y mujeres, como Trinidad, Patrocinio o Rosario:
Trinidad Soler pasaba por ser un tipo bastante corriente (Silva, Alquimista); Diferente resultó
su hermana Trini, obviamente llamada Trinidad (Cabrera Infante, Habana); En esa época el
gobernador de Chiapas era Patrocinio González (Proceso 15/12/1996); La dueña de la pensión
se llamaba doña Patrocinio (Umbral, Leyenda); Enseguida entra por el foro don Rosario, vestido
absurdamente de etiqueta (Mihura, Sombreros); Seguramente Rosario está acurrucada en un
sillón (Steimberg, Espíritu).
11.6. Otros sustantivos comunes en cuanto al género.
Usos figurados y atributos nominales
11.6a. Algunos sustantivos epicenos que designan animales pasan al grupo de los
comunes en cuanto al género cuando expresan atributos de las personas. Este cambio
de clase gramatical lleva asociado una alteración de significado que debe especificarse en
cada caso particular. Así, el sustantivo epiceno fiera es femenino: Eran devorados en el circo
por fieras {hambrientas ~ *hambrientos}. Sigue siéndolo cuando se usa con valor metafórico,
en el sentido de ‘persona cruel o violenta’, como en Si yo veo que tu padre sigue
dando gritos y hecho una fiera, me quedo tan pancha (E. Herrera, Cero) o en ¿Qué clase de
maldición te ha echado la fiera de la Mary? (Mendicutti, Palomo). A partir de este sustantivo
epiceno, se forma el común en cuanto al género fiera, que se usa (sobre todo en el
español europeo) con el sentido de ‘portento’: Tu primo es un fiera en matemáticas; María
es una fiera al volante. Como se ve, estos cambios de género involucran tres clases de sustantivos:
A) nombres epicenos que designan animales, B) usos metafóricos de esos mismos
sustantivos epicenos, y C) sustantivos comunes en cuanto al género obtenidos a par-
11.5i MORFOLOGÍA 28
tir de los anteriores. En los apartados siguientes, se harán algunas precisiones sobre estos
grupos.
11.6b. El paso del grupo A al B y al C se produce generalmente a través de cambios de significado
obtenidos a partir de las cualidades prominentes o prototípicas de los sustantivos que
pertenecen al primero de ellos. Aun así, esta traslación es a menudo inestable y está sujeta a variación
geográfica. Entre los rasgos semánticos que se mencionan cabe señalar la violencia o la brutalidad
en el caso de bestia, común en cuanto al género en ¿Estaría el bestia con el cuchillo todavía
en acecho? (Cabrera Infante, Habana), pero también la rudeza o la simple falta de sensibilidad,
como en Ya sabes que yo para escuchar soy un bestia sin remedio (Azuela, Tamaño). Se resalta el carácter
molesto y persistente de alguien en el caso de chinche —Eres un {chinche ~ una chinche}— y
la cobardía en el de gallina, que se usa en el sentido de ‘persona cobarde’, como en Mi padre es
un gallina, pero mi madre es otra cosa (Marsé, Rabos). En el caso citado de fiera, el paso al grupo C
se produce con más de una interpretación, puesto que el sustantivo común en cuanto al género
fiera se usa, además de con el significado que se ha descrito, con el sentido de ‘persona violenta o
irascible’: Mi padre solía pegarme hasta que yo caía medio muerto [...] Se ponía hecho un fiera (Alegre,
Sala). Los sentidos que corresponden a los grupos B y C pueden estar próximos en otros casos,
pero la concordancia de género pone de manifiesto que se trata de dos clases diferentes. En el texto
que sigue se marcan entre corchetes los sustantivos en función del grupo al que corresponden:
Su hombre es un bestia [C], una mala bestia [B] y no comprende (Satué, Carne).
11.6c. Como se ha explicado, el uso metafórico característico del grupo B no afecta
al género de los sustantivos, pero el paso del B al C convierte los epicenos en comunes.
A veces no se produce, sin embargo, esta última traslación. Se dice Este muchacho es un
lince (en el sentido de ‘una persona muy avispada’) y también Esta muchacha es un lince.
No se considera correcta la variante una lince, que se ha documentado alguna vez. También
puede decirse de un hombre o de una mujer que es “una hiena”, en el sentido de
‘persona de muy malos instintos o muy cruel’, o “una hormiguita”, en el de ‘persona muy
ahorradora o muy trabajadora’. He aquí otros ejemplos similares de estos usos metafóricos
de los nombres epicenos aplicados a hombres y a mujeres:
[…] hijo de un párroco protestante de dudosa reputación. Pero se reveló muy pronto como un
lince para los negocios (J. Reverte, Ulises); Solo Antoñona, que era un lince para todo […]
(J. Valera, Pepita Jiménez); Es usted una hormiguita, don Enrique (Mundo [Esp.] 31/1/95); La tía
iba a meter, no a sacar, ya se le veía en la cara que era una hormiguita (Pérez Merinero, Días).
Se atestiguan esporádicamente casos de asimilación de ciertos sustantivos epicenos de
este grupo, que pasan así al de los comunes en cuanto al género en el sentido ponderativo
descrito, como María es una tiburón en los negocios (a veces, en alternancia con una
tiburona). Estos usos son raros en los registros formales y se consideran poco recomendables.
11.6d. Los sustantivos de los grupos B y C reciben un valor ATRIBUTIVO. Se caracterizan
por admitir el uso del artículo indeterminado que en el §... Artículo II se llama
ENFÁTICO o PONDERATIVO. Como se señala en los apartados mencionados, este uso es
característico de muchos adjetivos de significado depreciativo o desestimativo (Es un tonto),
de otros que no lo tienen, pero lo adquieren a juicio del que habla al emplearse en
esta construcción —Es un {liberal ~ comunista}— y de sustantivos que se asocian cultu-
29 El género 11.6d
ralmente con cualidades igualmente negativas (Es un asno). En todos estos casos, la naturaleza
valorativa o estimativa de los predicados favorece la construcción apositiva que se
forma con la preposición de, analizada en los §§… Adjetivo, Sustantivo: el tonto de Juan, el
asno de Sancho, el comunista de tu tío. Los sustantivos mencionados de los grupos B y C
no son excepción, como en Ya no va a pasarle ni una más al bestia de Carlos (Ameztoy,
Escuela). Debe resaltarse que al usarse en esta construcción adquieren rasgos adjetivales,
como pone de manifiesto el uso de la forma apocopada muy en el muy bestia de Juárez
(Pérez Galdós, Fortunata) o el muy gallina del alcalde.
11.6e. La cercanía o la divergencia entre las interpretaciones descritas en los apartados precedentes
suelen estar sujetas, como se ha explicado, a particularidades léxicas. Así, el sustantivo femenino
rata (grupo A) puede predicarse de un hombre o de una mujer con el significado de ‘persona
despreciable’ o ‘persona muy tacaña’ (grupo B: El jefe es una rata). A su vez, el sustantivo
masculino rata significa ‘ratero’ en España y en algunos países americanos, como en un rata de
Madrid que había querido embaucarla (Baroja, Vuelta). La locución nominal rata de biblioteca pertenece
al grupo B, junto con ratón de biblioteca, como en El proceso de estudio que ha llevado a
cabo, y en el que se ha convertido en una rata de biblioteca, le ha permitido recuperar su celda de convento,
en la que estuvo diez años como sacerdote (País [Esp.] 15/12/1999), pero no al C, puesto que
no está sujeta a la concordancia que caracteriza a estos nombres: Él es {*un rata de biblioteca ~ una
rata de biblioteca}. Existen otros muchos casos particulares que no es posible enumerar aquí.
11.6f. El proceso que se describe en los párrafos precedentes se extiende a otras clases de
sustantivos. En Chile y en el área del Río de la Plata se emplea flor como común en cuanto al
género, casi siempre en la construcción apositiva mencionada, como en Sos un flor de tipo (‘Eres
un gran tipo’) o en A los diecisiete, por ahí, ya era un flor de muchacho (Puig, Beso); Cuando nos
veíamos para los cumpleaños, se la pasaban diciendo que era una flor de bruja, muy sargentona
(Futoransky, Pe). En la misma área, se usa banana con el sentido de ‘tonto, bobo, muy voluble’,
como en Este muchacho es un banana o en Como les digo siempre a los que vienen y se quieren
hacer los bananas conmigo […] (Maradona, Diego), y también se emplea zanahoria (el zanahoria
de tu novio; la zanahoria de tu amiga) con el sentido de ‘lelo o simplón’. El proceso al que
se hace referencia se aplica a otros muchos sustantivos valorativos, con marcadas diferencias en
el grado de menosprecio que resulta de su empleo atributivo, así como en la extensión geográfica
de su uso. Por ejemplo, los sustantivos bala, cabeza y cara son femeninos. Se dice, no obstante,
un (o una) bala perdida en el sentido de ‘tarambana’; un (o una) cabeza loca, en el de ‘persona
de poco juicio’; un (o una) caradura —también un cara o una cara—, en el de
‘sinvergüenza, persona descarada’:
Cuando el abuelo le expulsó de esta casa sin razón tuve miedo por él. Era un cabeza loca (Casona, Árboles);
En realidad, sigo siendo la gata peligrosa de nuestras noches isleñas, la misma cabecita loca que ronroneaba
recostada en tus pechos hermosos (Marsé, Muchacha); Entre una mujer de rostro pálido y una caradura
integral la diferencia es apenas perceptible (García Sánchez; Historia); ¿Quién nos asegura que no era
simplemente un caradura? (Cebrián, Rusa); Pues quédate con las ganas, guapito, que eres un cara (Martínez
Mediero, Lola).
Se emplea en la lengua coloquial de muchos países un mierda con el sentido de ‘un don nadie,
alguien despreciable’: El mierda ese de Robertito —dijo Queta—. No le aguanto más sus insolencias
(Vargas Llosa, Conversación). He aquí otros sustantivos comunes en cuanto al género usados en
el sentido atributivo que se ha explicado:
11.6e MORFOLOGÍA 30
un bocasucia/una bocasucia (‘malhablado’, en las áreas rioplatense y andina); un carota/una carota
(‘caradura’); un chanta/una chanta (‘chapucero’, en la Argentina y Chile); un manta/una manta
(‘holgazán e irresponsable’, en España); un sinvergüenza / una sinvergüenza (‘desvergonzado’).
11.6g. Un buen número de sustantivos, varios de ellos restringidos geográficamente, se usan
en plural como comunes en cuanto al género y con el uso valorativo descrito. Pertenecen a ese grupo
bocazas (un bocazas/una bocazas, ‘persona muy indiscreta’); bocas (con el mismo significado que
bocazas); manazas (‘persona muy torpe y desmañada’); agonías (‘persona muy quejumbrosa’); vivales
(‘pícaro’), mencionado en el § 11.4m, a los que se añaden varios compuestos nominales formados
en función de las pautas morfológicas descritas en ese mismo apartado:
Además, no creo que se pueda hacer otra cosa que ser un bocas (Alou, Aportación); A diferencia de Javo
Chicheri y Fela del Monte, Arce no vinculaba su familia y patrimonio a la suerte de aquel agonías (Longares,
Romanticismo); Porque es usted un vivales, y no hablemos más (Valle-Inclán, Luces).
Se ha observado que, en el habla juvenil del español rioplatense, se crean a veces sustantivos
con moción genérica a partir de algunos de los que se asocian de forma característica con los estereotipos
valorativos que se han descrito. Así, se usa en español general un plomo por ‘una persona
muy pesada’, pero en esa variante se ha creado el par un plomo/ una ploma. También se usa un
nabo/una naba con el sentido de ‘persona muy boba’, como en Como espectadora, sería divertido
ver a una naba como yo saltando (Clarín 8/8/2003); David es el nabo del grupo (Nación [Arg.]
11/10/2006).
11.7. Sustantivos ambiguos en cuanto al género
11.7a. Se observa en los §§ 11.1d y 11.3e que los sustantivos ambiguos poseen los
dos géneros, pero no designan generalmente seres sexuados: El pronóstico del tiempo anunciaba
mar {grueso ~ gruesa}. Otros sustantivos ambiguos son agravante, armazón, azumbre,
interrogante, maratón, prez, pringue. Entre los escasos sustantivos ambiguos que designan
seres animados figuran ánade, procedente del femenino latino an* as* , que experimentó
un cambio de género en el que parece haber influido el uso de la variante el del artículo,
por razones morfofonológicas (véase el §... Artículo I). Actualmente, se considera ambiguo,
lo que significa que la expresión ánades majestuosos no designa únicamente un grupo
de ciertas aves de sexo masculino, y que ánades majestuosas no se refiere tampoco exclusivamente
a animales hembras (para la diferencia entre estos usos y el que corresponde a
los sustantivos epicenos, véanse los §§ 11.8a-f).
Se pasaba horas mirando con su padre las ánades reales (Pozo, Novia); Prefería mirar a los ánades
tiznados que pellizcaban algunas sardinas (Lezama, Oppiano).
Es infrecuente que los mismos hablantes usen los sustantivos ambiguos en los dos
géneros, en las mismas expresiones y sin diferencia de significado. Así, el sustantivo mar
se utiliza como femenino en el lenguaje de los marineros y en los contextos que se describen
en los §§ 11.3e-f y 11.7e. Sobre la alternancia el mar ~ la mar, véase el § 11.3f. El
uso de calor como femenino no pertenece al español estándar. Se registra en la lengua
popular de Andalucía (España), en el Río de la Plata, en la región de Cochabamba (Bolivia)
y en otras áreas. En Andalucía se percibe incluso una diferencia de intensidad a favor
31 El género 11.7a
del femenino calor (la calor, las calores) en relación con el masculino calor (el calor, los
calores) cuando se habla de calor atmosférico. Se ilustran, a continuación, algunos ejemplos
de estos usos:
Desde el mar soplaba un viento húmedo que anunciaba la inminencia de un buen aguacero
(Álvarez Gil, Naufragios); Oteó el patrón la mar en todas direcciones (Caballero Bonald, Pájaros);
De pronto la calor se tornó insoportable (Roa Bastos, Vigilia); Me adormecía con el calor
del sol (Chirbes, Letra); Cruzó el Alagón y llegó a Plasencia por el cajón de Tras la Sierra con
los calores de fines de verano (Labarca, Butamalón); Se detiene a secarse el sudor, las calores del
fuego y la tarea (Umbral, Leyenda).
11.7b. Muchos sustantivos ambiguos tienden a dejar de serlo. La elección depende
a menudo de factores geográficos, pero también de la naturaleza léxica del sustantivo,
como se hizo notar en los §§ 11.3e-f. Así, duermevela suele usarse como femenino en el
español americano, con escasas excepciones, pero como masculino en el europeo:
Pero esta vez, en la duermevela —y, lo repito, acaso soñando— creí discernir en la presión reverencial
que se me dedicaba un elemento más (Mujica Lainez, Bomarzo); La verdad es que no me dormí
y que ni siquiera entré en el duermevela que atraía raras ensoñaciones (Gándara, Distancia).
Es más frecuente el masculino que el femenino en acné, anatema, aneurisma, contraluz,
fueraborda o fuera de borda (en el sentido de cierta embarcación), mimbre, tizne (en
América). Se usan ya solo como masculinos herpes y apóstrofe. Se atestigua cierta variación
en otros casos. Así, áspid, del femenino latino aspis* , aparece como masculino en el DRAE:
Al quitarme mi corazón viejo, pesado y graso, debieran quitarme también este cuerpo donde
anidaron los áspides (Pardo Bazán, Quimera). No obstante, en los textos literarios clásicos,
se documenta también el femenino: domesticar las áspides rabiosas (Lope de Vega, Rimas).
Este uso pervive todavía en algunos países americanos, en alternancia con el masculino.
El cambio de género experimentado por este sustantivo guarda relación con el uso de la
forma el del artículo, por las razones que se exponen en el §… Artículo I. En cambio, suele
tener mayor uso la forma femenina que la masculina, aun cuando ambas sean posibles, en
cochambre, dote (en uno de sus sentidos, como se explica en el § 11.3g), enzima, pelambre,
si bien existen preferencias geográficas marcadas en algunos de estos usos:
Se debe tener mucho cuidado en la limpieza de la grasa y el cochambre que el mueble pueda
haber acumulado (Lesur, Barniz); ¿Es que él solo sabía quitarse la cochambre de dentro? (García-
Badell, Funeral); El aeromodelista debe conjugar una serie de aptitudes y dotes técnicos que
le permitan crear una plataforma idónea que ayude a diseñar su propia máquina (Universal
12/9/1996); Félix era un encanto de criatura, con dotes portentosas para el arte y que daría
mucho que hablar (Gironella, Hombres); La actividad de algunos enzimas comienza cuando
estos entran en contacto con el oxígeno del aire (Bobillo, Alimentación); Dicen que a los jugadores
se les altera la enzima monoaminoxidasa (Pozo, Noche); Eunice es un conejo flotando en
una tina de agua sucia, el pelambre raído y los huesos blancos (Obando, Paraíso); Yo resulto
muy sospechoso, a causa de la pelambre de mayo del 68, de la barba, del bigotazo (Bryce Echenique,
Martín Romaña).
11.7c. Los sustantivos armazón y maratón son más frecuentes como femeninos en el español
americano que en el europeo. Reúma o reuma se suele usar como masculino, pero en México es
11.7b MORFOLOGÍA 32
habitual el femenino, incluso en la lengua culta. También vodca o vodka se usa a veces como femenino
en el área rioplatense, pero suele ser masculino en los demás países:
Una lona servía de techo sobre la armazón metálica (Ponte, Contrabando); Voy desarticulando pieza a
pieza el armazón trabajoso e inútil de mi vida (Umbral, Mortal ); Unos 29000 atletas participarán el próximo
domingo en la maratón de Londres (Universal 17/4/1988); Souza ganó fácil el maratón madrileño
(ABC 1/5/1989); Os dirá qué hierba os conviene más para curar el reúma (Gómez-Arcos, Queridos); La
pobre venía padeciendo de las reumas desde hacía tiempo (Castellanos, Eterno); […] ese dolor de cabeza
acaso providencial que da la vodka pura cuando pasa del gollete a la garganta (Cortázar, Glenda); […]
cuando alcanzamos ese estado de gracia que el vodka sabe dar con tan sabia e inexorable fidelidad (Mutis,
Ilona).
11.7d. Alternan los dos géneros en el sustantivo interrogante (el interrogante / la interrogante,
‘pregunta’ o ‘problema no aclarado’) con distribución similar, si bien se prefiere generalmente el
masculino. También admite los dos géneros macro (en informática), acortamiento del sustantivo
femenino macroinstrucción, con preferencia por el femenino:
Además, también puede definir un macro y asignarle un botón (Nuevo Herald 30/6/1997); Una macro es
una lista de comandos, acciones, órdenes o incluso pulsaciones de teclado (VV. AA., Temario).
A diferencia de este último término, la mayoría de los acortamientos mantienen el género
de la palabra completa (véase el § 11.2c). Así, por ejemplo, el cine es acortamiento de el cinematógrafo:
¿Se le ocurrió a mi madre la idea de meteros en aquel cine? (Amestoy, Ederra). La forma
macro, que se acaba de mencionar, es siempre femenina cuando se usa como acortamiento
de macroeconomía. Repárese, sin embargo, en que cromo es masculino (un cromo), a pesar de
que parece ser acortamiento del sustantivo femenino cromolitografía: Era una llanura como de
esas que pintan en los cromos (López Páez, Herlinda). En el mantenimiento o la alteración del
género de las voces acortadas interviene, como se puede observar en los ejemplos mencionados,
la conexión que se establece en la conciencia lingüística de los hablantes entre la forma completa
y la reducida.
11.7e. El uso de uno u otro género está en función del número en algunos sustantivos
ambiguos, como se señala en el § 11.3f (el mar /la mar, pero los mares). El empleo de
la forma el del artículo femenino, debido a los factores morfofonológicos que se estudian
en el §... Artículo I, ha influido en los cambios y reajustes de género experimentados por
el sustantivo arte, originariamente femenino. Actualmente, tiende a considerarse masculino
en el singular (el arte chino, el arte románico) y femenino en el plural (las artes marciales,
las artes plásticas, las bellas artes). El masculino plural era frecuente en los textos
anteriores al siglo XX, pero ya no lo es en los actuales: Los artes de engañar son infinitos
(Feijoo, Teatro). La existencia de grupos como el arte culinaria, una bella arte, el arte cisoria,
un arte decorativa, el arte métrica muestran que este sustantivo conserva su valor femenino
en algunas de sus combinaciones en singular, por lo que se caracteriza en el DRAE
como ambiguo en cuanto al género. Se usa siempre en masculino el séptimo arte, como
en Recibiría la estatuilla más apetecida del séptimo arte (Quesada, Banana), y casi siempre,
el arte pictórico, que es igualmente la forma preferida: La joven Bernarda Iseo y de la Mora
habría de convertirse años después en pionera del arte pictórico en Villa Varacondé (Bain,
Dolor). En general, cuando estas denominaciones se usan como expresiones designativas
(es decir, para identificar el nombre de las artes de las que se habla), eligen uno u otro
33 El género 11.7e
género de manera bastante sistemática, por ejemplo el femenino en arte poética: Antes
había rechazado la cátedra de “arte poética” que en 1764 se le había ofrecido (Lledó, Días).
No obstante, algunas de estas expresiones pueden usarse como fórmulas no denominativas,
lo que permite la alternancia de géneros. Así, Octavio Paz atribuye a la fotografía
el hecho de ser un arte de naturaleza poética, con lo que forma el grupo nominal arte
poético, de género masculino: La fotografía es un arte poético porque, al mostrarnos esto, alude
o presenta a aquello (O. Paz, Sombras). Sobre coordinaciones del tipo los artes chino y
japonés, véase el §... Construcciones coordinadas.
11.7f. Se observa un cruce de factores morfológicos (como la alternancia entre singular
y plural), geográficos y de significado en la elección del género del sustantivo lente. Con
el sentido de ‘pieza de cristal transparente que se usa en los instrumentos ópticos’, es femenino
en España (la lente del microscopio), pero ambiguo en América, con preferencia por
el masculino (el lente del microscopio):
Con las cabezas juntas, examinaron la foto a través de la lente (Schwartz, Conspiración); Le gustaba
mirar por el lente de la cámara fotográfica (Santos, Pez).
Se observa el mismo contraste en el lente de contacto, opción preferida en casi todos
los países americanos, frente a la lente de contacto, variante preferida en España:
Me molestaron tanto con mis lentes de contacto que decidí sacármelos (Paz Soldán, Materia);
No hay forma de convencer a los vieneses para que cambien sus anticuadas gafas por modernas
lentes de contacto (Carrión, Danubio).
Cuando lente designa el utensilio formado por dos cristales graduados y la montura
sobre la que se instalan, se suele usar en masculino plural en todas las áreas hispanohablantes
en las que se emplea (cf. espejuelos en el Caribe; anteojos y lentes en México, Chile
y el Río de la Plata), como en Lleva esos lentes desde que era chico. No obstante, en España
se documentan esporádicamente usos en femenino:
Ferdinand, siempre tan distinguido como atildado, se ajustó los lentes encima de la nariz y ocultó
su pañuelo (Satué, Desierto); El tipo era enjuto y llevaba lentes muy gruesos (Zaldívar, Capablanca);
Pero aquel hombre, en mangas de camisa, súbitamente avejentado y con las lentes sostenidas
en precario equilibrio sobre la nariz, tenía que […] (Silva, Alquimista).
El sustantivo tanga es solo masculino en España, pero es solo femenino en muchos
países americanos. Análogamente, bikini o biquini es femenino en la Argentina, pero
masculino en los demás países. En general son relativamente raros los sustantivos que,
usados con un mismo sentido y en una misma construcción, pueden considerarse ambiguos
para los hablantes de una misma comunidad lingüística en un periodo determinado,
a diferencia de lo que ocurre con los nombres comunes en cuanto al género. Esta
importante diferencia entre las dos clases gramaticales refuerza la idea de que el género
es para los hispanohablantes una propiedad gramatical inherente de cada sustantivo, de
forma que la variación de género que presentan algunos depende de sus acepciones particulares
o bien de su capacidad para designar personas de uno u otro sexo. En los párrafos
que siguen se describen otras diferencias geográficas o de sentido que se han observado
en el uso de los sustantivos ambiguos.
11.7f MORFOLOGÍA 34
11.7g. Si bien ambos géneros se consideran igualmente correctos con ciertos sustantivos
ambiguos, como miasma, suelen darse ciertas preferencias por uno u otro género
en un gran número de casos. Aunque se atestiguan a veces como masculinos, en la
lengua estándar de hoy son casi siempre femeninos, y así se recomienda usarlos, los sustantivos
aguachirle, apócope, apoteosis, aula, comezón, eximente, hemorroide, índole, lumbre,
parálisis y porción. El sustantivo sartén es femenino en España, pero alternan ambos
géneros en América, con predominio del masculino. Por el contrario, se documentan
en ocasiones como femeninos, pero son casi siempre masculinos, y así se recomienda
usarlos, los sustantivos aceite, alambre, apéndice, apocalipsis, arroz, avestruz, detonante,
fantasma, tequila, vinagre y vislumbre. Los factores que determinan la variación pueden
ser históricos o geográficos. Los sustantivos análisis, énfasis y otros similares de origen
griego eran mayoritariamente femeninos hasta el siglo XIX; también lo eran color y
puente en la lengua medieval y clásica. Color se usa todavía ocasionalmente como femenino
en la lengua popular de Andalucía (España) y en algunas otras áreas hispanohablantes,
pero no en los registros formales; puente es ya de uso general como masculino. El
sustantivo pijama o piyama es solo masculino en España y en parte de América, como
en los siguientes ejemplos:
Rosa mandó a los niños ir a la cama, ponerse el pijama y rezar (Rivas, Compañía); Lupe aún no
se había puesto el pijama (Bolaño, Detectives); Le puso el piyama y lo tapó con las frazadas
(Donoso, Elefantes); Como le permitieron vestirse hasta el final con los piyamas del marido,
Evita flotaba (T. E. Martínez, Evita);
pero es solo femenino, con escasas excepciones, en México, gran parte de Centroamérica,
el Caribe y otras áreas: Entra al baño y sale con la pijama puesta (Gamboa, Páginas).
Análogamente, pus es mayoritariamente masculino, pero en México, en Chile y en algunos
países centroamericanos alternan los dos géneros, incluso en la lengua culta, con predominio
del femenino. Los factores que regulan la distribución son a veces de carácter
social. Así, en muchas zonas se considera vulgarismo el uso en femenino de alambre, arroz,
aceite, color o énfasis, pero no el de pijama o el de pus, que en algunos países constituyen,
como se ha explicado, la opción preferida en la lengua culta.
11.7h. En los párrafos precedentes se comprueba que las alternancias de género pueden mantenerse
aun cuando los sustantivos posean varios significados. De forma similar, el sustantivo esperma
suele preferir el masculino cuando significa ‘semen’, como en Cuando el niño crezca un poco
querrá saber si el óvulo y el esperma procedían de sus padres o de otras personas (Penella, Hijo). En
cambio, se usa en femenino cuando designa cierta sustancia grasa extraída de la ballena empleada
para hacer velas, como en ¡Prender velas y que no se derrame la esperma! (Cabrujas, Acto). Aun
así, se ha documentado también el femenino en el primer caso y el masculino en el segundo. El
sustantivo final es masculino cuando significa ‘fin o remate de una cosa’, como en Estamos llegando
al final del proceso, pero es femenino cuando se refiere a ‘la última y decisiva competición de
un campeonato o concurso’, por ejemplo en El domingo se juega la final. El sustantivo margen es
ambiguo cuando significa ‘orilla’, aunque es más frecuente usarlo en femenino, como en Tres días
después llegamos al caserón de palma, plantado en la margen izquierda de un río amarillo (E. Quintero,
Danza). Es solo masculino cuando se refiere al espacio en blanco situado alrededor de lo
escrito, como en En el margen de la portadilla ha escrito, acaso hace mucho tiempo, una especie de
epígrafe o epigrama (Roa Bastos, Vigilia), y también cuando denota ‘ocasión u oportunidad’, como
en No quedaba mucho margen para la esperanza.
35 El género 11.7h
11.7i. El sustantivo aguafuerte se emplea como masculino cuando significa ‘disolución de ácido
nítrico’ y ‘técnica de grabado’, si bien este uso admitía antiguamente el femenino: Capítulo VII.
De la aguafuerte con que se aparta el oro de la plata (Alonso Barba, Metales). Cuando significa ‘lámina
obtenida por el grabado al aguafuerte o estampa hecha con esta lámina’ es ambiguo, con predominio
del masculino:
Qué escena, santo Dios, para un aguafuerte goyesco (Laín Entralgo, Descargo); Aguafuertes porteñas (Arlt,
Aguafuertes); […] como un aguafuerte romántico o un decorado tenebroso de ópera (Muñoz Molina, Ardor);
Le mostraría unas aguafuertes de Felicien Rops, que usted no conoce, porque son dignas del Museo Secreto
de Nápoles (J. A. Silva, Sobremesa).
Mayor es la oscilación en el caso del sustantivo terminal. Se usa casi siempre como masculino
cuando designa el extremo de un conductor eléctrico: Adolphe se puso unos gruesos guantes
de cuero y tomó, con cada uno de ellos, un terminal del conductor de hilos de plata entrelazada
(J. R. Zaragoza, Concerto). Cuando se refiere a cierto aparato conectado a una computadora, es
ambiguo:
[…] varias calculadoras, una terminal de ordenador, una valija, una hélice de avión (M. Cohen, Insomnio);
Un contrato precioso: les suministro el ordenador y los terminales, les hago el programa y se lo controlo
(Schwartz, Conspiración).
Suele usarse como femenino en el sentido de ‘instalación que se halla al final de una línea de
transporte’, como en Caminaban hacia la terminal del aeropuerto (L. Goytisolo, Estela). No obstante,
en Chile, Colombia, Venezuela, el Perú y otros países, se prefiere el masculino en esta acepción:
Su presencia en el terminal del aeropuerto Jorge Chávez concitó el interés de los presentes (Comercio
14/1/1975). Para las alternancias de género en sustantivos que designan instrumentos, del tipo
de secador / secadora o aspirador/ aspiradora, véase el §… Adjetivo).
11.7j. El sustantivo doblez se emplea con preferencia en femenino si significa ‘hipocresía’ o
‘malicia’, como en [...] con palabras sumisas en las que late cierta doblez irónica (Savater, Despierta),
pero se usa mayoritariamente en masculino en las demás acepciones, como en los siguientes
ejemplos:
Tenía un puñado de diamantes cosidos en el doblez de sus enaguas (Allende, Cuentos); […] al contemplar
la colcha de flores azules, el doblez humilde y corto de las sábanas limpias (Clarín, Hijo); Era un doblez de
la Historia de España, una desviación de la vida española hacia los ideales de progreso (Galdós, Destinos).
El sustantivo casete suele usarse como masculino en el sentido de ‘cajita de plástico que contiene
una cinta magnética’, si bien se documenta también el femenino. Recibe la misma denominación
el magnetófono que se usa para hacerla sonar. En esta acepción, el sustantivo casete es casi
siempre masculino: Álvaro detuvo el casete y farfulló un taco (Cercas, Móvil ). Este género se extiende
al sustantivo radiocasete. En América se usan más los sustantivos femeninos casetera y radiocasetera,
además del masculino reproductor y del femenino grabadora.
11.7k. Como se señaló en los §§ 11.3d y 11.4f, son también numerosos los sustantivos
en los que las diferencias en el género se corresponden con acepciones no necesariamente
relacionadas directamente entre sí, por lo que algunos gramáticos entienden que
dan lugar a situaciones de homonimia, más que de polisemia. Los límites entre esos dos
11.7i MORFOLOGÍA 36
conceptos son, sin embargo, escurridizos en la semántica léxica. A ese paradigma pertenecen
los pares
el capital ~ la capital; el clave ~ la clave; el cólera ~ la cólera; el coma ~ la coma; el corte ~ la corte;
el cura ~ la cura; el editorial ~ la editorial; el frente ~ la frente; el orden ~ la orden; el parte ~ la parte;
el pendiente ~ la pendiente,
y algunos otros a los que corresponden acepciones diferentes que distingue con nitidez
el DRAE.
11.8. Los sustantivos epicenos. Alternancias
con otras clases de nombres
11.8a. Como se explicó en el § 11.1d, se llaman tradicionalmente EPICENOS los sustantivos
de un solo género que designan seres animados sin especificar su sexo. Estos
sustantivos no poseen, por tanto, ninguna marca formal que especifique el sexo del ser
que designan. La mayor parte de los nombres epicenos son nombres de animales:
búho, camaleón, cebra, culebra, hiena, hormiga, jilguero, jirafa, lechuza, liebre, mosca, mosquito,
perdiz, rata, sapo, tiburón, etc.
No lo son otros, sin embargo, como se verá en los apartados siguientes. Así pues, aunque
existen la perdiz macho y la perdiz hembra, el sustantivo perdiz es exclusivamente
femenino: una perdiz / *un perdiz. Los sustantivos epicenos que designan animales contrastan,
por tanto, con los comunes en cuanto al género y también con los que admiten
moción genérica, es decir, con los que poseen una forma masculina para designar el
macho y una femenina para referirse a la hembra, como sucede en los pares siguientes:
burro / burra; canario / canaria; cerdo / cerda; conejo / coneja; cordero / cordera; elefante / elefanta;
gallo / gallina; gato / gata; jabalí / jabalina; león / leona; oso / osa; pájaro / pájara; palomo / paloma;
pato / pata; perro/ perra; ternero/ ternera; zorro/zorra.
Los sustantivos epicenos, a diferencia de los comunes en cuanto al género o de los
ambiguos, no se marcan como tales en el DRAE. Se indica, en cambio, en cada entrada el
género que les corresponde: masculino en el caso de mosquito, femenino en el de pantera,
etc. Por otra parte, corresponde a los diccionarios, como es obvio, informar del género
que presentan los sustantivos, no del sexo que poseen los individuos que estos pueden
designar.
11.8b. Si bien, como se ha explicado, jilguero es un sustantivo epiceno, también se conoce jilguera,
menos usado que jilguero hembra. Como femenino de tigre, se usa tigra en Colombia y otros
países americanos, como en Sabiendo que habría sido como consolar una tigra atravesada por una
lanza (García Márquez, Amor), pero se prefiere tigresa o tigre hembra en otros muchos. En el español
medieval y en el clásico, se usaba una tigre: […] que siendo una tigre fiera se trasforme en oveja
mansa (B. de Torres, Crónica). Este uso no es hoy general, pero se documenta ocasionalmente
en textos del siglo XX:
37 El género 11.8b
Y, lanzándosele como una tigre, la levanta de la greña (Carrasquilla, Marquesa); Tiró de sí, con fuerte brío.
Como una tigre, pronta al salto (González Anaya, Oración).
Como se observó en el § 11.1d, también algunos nombres de plantas admiten la aposición de
macho y hembra. Están, entre ellos, acebo, datilera, espárrago, mamón, ombú, palmera, plátano, ruda,
sauce.
11.8c. Los sustantivos macho y hembra constituyen, como se vio en el § 11.1d, las
formas adecuadas para deshacer la posible ambigüedad de los sustantivos epicenos que
designan animales. La concordancia no está condicionada por el sexo de la entidad designada,
sino por el género del sustantivo que forma el grupo nominal. Se dice, por tanto,
El tiburón hembra es muy peligroso, y no *El tiburón hembra es muy peligrosa. Aunque
el sustantivo hembra es femenino, y el sustantivo macho, masculino, no hay contradicción
gramatical en grupos nominales como un tiburón hembra o la ardilla macho, puesto
que se trata de aposiciones (cf. §... Sustantivo).
11.8d. Solo algunos nombres de persona son epicenos. Los sustantivos criatura y
víctima son femeninos, independientemente del sexo de las personas designadas. La
expresión una criatura podrá designar, por tanto, a un niño de corta edad, y es posible
referirse a un varón fallecido con el término femenino la víctima. Si bien estos sustantivos
mantienen en los modificadores nominales y en las construcciones atributivas el
género gramatical que les corresponde léxicamente, como en La víctima del robo estaba
sumamente {*nervioso ~ nerviosa} o una criatura muy {pequeña ~ *pequeño}, se documentan,
a veces, modificadores explicativos que hacen referencia al sexo del ser designado,
como en ¿Veis esa repugnante criatura, / chato, pelón, sin dientes, estevado, / gangoso,
y sucio, y tuerto, y jorobado? (Moratín, Poesías), donde se usan en masculino los adjetivos
que se subrayan, a pesar de que el sustantivo epiceno criatura es de género
femenino.
11.8e. El sustantivo masculino miembro designa ciertas extremidades articuladas. Se usa como
epiceno cuando designa la persona que se integra en un grupo o en una comunidad, pero empieza
a ser usado también como común en cuanto al género con ese sentido: el miembro/la miembro.
He aquí algunos ejemplos de este uso:
Entre los efectos que le fueron incautados a la miembro de ETA se incluye una agenda electrónica (Vanguardia
[Esp.] 31/8/1994); “No nos hace falta saber lo que va a pasar […] dentro de tres años”, dijo la
miembro de la junta […], vicepresidenta ejecutiva de Miami Free Zone Corporation (Nuevo Herald
21/4/1997); A la hora de hacerlo, nadie mejor que Justa Montero, miembro destacada de la Asamblea Feminista
(Pueblos 31/10/2006).
Así pues, se admiten las dos opciones en alternancias como Ella es el miembro más notable
del equipo ~ Ella es la miembro más notable del equipo. Se ha documentado el sustantivo miembra,
que no se recomienda. El sustantivo rehén está ampliamente documentado como epiceno
(Ella era el único rehén), pero hoy predomina su uso como común en cuanto al género (el
rehén / la rehén):
Queda suspendido en el aire un instante (aprovechado para arrastrar a la rehén hasta la orilla) (Berlanga,
Gaznápira); Le convenía mantener tranquila a la rehén (Victoria, Casta).
11.8c MORFOLOGÍA 38
11.8f. El sustantivo bebé es común en cuanto al género en muchos países americanos (Es un
bebé precioso ~ Es una bebé preciosa): […] sobre la piel de una bebé rosada (Proceso 29/12/1996),
pero es epiceno en España: Los padres de Almudena García, un bebé de nueve meses de Bembibre
(León), anuncian [...] (Mundo [Esp.] 30/3/1997). La oposición bebe/beba se documenta en el Río
de la Plata, el Caribe insular y algunos países andinos —a veces en la forma bebé /beba—, entre
otras áreas, a veces coincidentes con las que admiten bebe o bebé como sustantivo común en cuanto
al género:
Con una mano lee una revista y con la otra hamaca el cochecito donde está el bebe, al que no se ve (Rovner,
Foto); Los amores de un bebe y una anciana que además es algo así como su tía (Vargas Llosa, Tía);
Tanto la madre como la bebe fueron trasladadas al Hospital Jackson Memorial (Américas 14/4/1999);
Sara se levanta como por un resorte, alza en brazos a la beba y le pone el biberón en la boca (Halley,
Amor).
En la lengua popular de varios países americanos y algunas regiones españolas, se han documentado
los sustantivos ovejo, yerna y otros similares que, en la variedad culta, se sustituyen por
formas heterónimas (carnero, nuera). Se extiende el femenino ídola en la lengua juvenil de Chile
y el Río de la Plata, y a veces también en la conversacional (una cantante nueva que es ídola de todos
los jóvenes). Este uso no ha pasado tampoco a los registros más formales.
11.8g. No son epicenos sustantivos atributivos como desastre, encanto, caos, maravilla
o belleza, entre otros muchos similares (§§… Sustantivo, Atributo I), ya que no designan
seres animados, aunque puedan predicarse de ellos, como en {Ella ~ Él} es un encanto o
{Este escritor ~ Esta escritora} es una maravilla. Si bien sustantivos como mamarracho
o vejestorio se asimilan a menudo al paradigma de los epicenos, se están extendiendo sus
variantes femeninas mamarracha y vejestoria, y —en el primer caso— también el sustantivo
común en cuanto al género mamarracho (por tanto, un mamarracho/una mamarracho).
He aquí algunos ejemplos de estos usos:
Aprendí que lo que tengo que hacer es usar esa libertad, aunque sin ser una mamarracha (Metrópoli
15/2/2006); Sentía su honor manchado con el ejemplo que esta hija daba a las de los demás
al amancebarse con un aborto de eclesiástico y vestir pantalones como si fuera un mamarracho
o una turista (F. Rubio, Sal ); A mí misma me daría un poco de repelús que Sergio o Diego se
enamoraran de un vejestorio como yo (Rico Godoy, Mujer); Siempre que se trata de nombramientos
en el exterior, destierran unas vejestorias de museo que ya no pueden ni con la fe de
bautizo (Asturias, París).
11.8h. Comparada con la clase de los sustantivos comunes en cuanto al género o con
la de los ambiguos, la de los sustantivos epicenos es relativamente secundaria, ya que la
información que este grupo aporta solo es pertinente de forma indirecta a efectos sintácticos.
En muchos casos, los sustantivos epicenos ponen de manifiesto que lingüísticamente
no interesa el sexo de la persona designada. Suelen considerarse epicenos los sustantivos
masculinos personaje y vástago, así como el femenino persona, pero la referencia que
cabe hacer en todos ellos al sexo del individuo designado es irrelevante: {Mario ~ María}
es el personaje central de la obra. Entre los demás sustantivos de persona, no abundan los
epicenos. El sustantivo pariente es común en cuanto al género —se dice Es pariente {mío
~ mía}, al igual que Son turistas {italianos ~ italianas}—, pero se usa también como epiceno,
como en La consideraban un pariente lejano. El femenino parienta tiene otro sentido,
39 El género 11.8h
como explica el DRAE. Está sujeto a la misma alternancia el sustantivo familiar, que se usa
unas veces como común, como en Una familiar suya residente en Buenos Aires se puso en
contacto con ella (Voz de Galicia 15/1/2004), y otras como epiceno (Ella es familiar mío).
11.8i. No son epicenos los sustantivos masculinos de persona que se usan como términos
no marcados de una oposición, por lo que cubren también los referentes que
corresponden al otro sexo. Como se explica en los §§ 11.1g-k, el grupo nominal los franceses
puede abarcar el conjunto de los franceses y las francesas. Tampoco son epicenos los
sustantivos que designan parejas de varón y mujer (esposos, novios, reyes), a los que se alude
en el § 11.1l. En estos casos y en otros análogos, el masculino funciona asimismo como
el género no marcado. Cabe, pues, decir Tiene dos hijos: un niño y una niña, o Vendrán
mis dos hermanos: Juan y Ana. Recuérdese el § 11.1k.
11.9. El género de los sustantivos que designan
seres inanimados
11.9a. No existen principios gramaticales firmes para determinar el género de los
sustantivos que designan seres inanimados. A las guías morfológicas que se apuntan en
el § 11.2, cabe añadir, de todas formas, algunas tendencias que se basan en la coincidencia
de género entre los sustantivos y los hiperónimos que les corresponden (recuérdese
que el hiperónimo de rosa es flor; el de cerezo, árbol; y el de enero, mes). Se examinan estas
tendencias en los párrafos que siguen.
11.9b. Son masculinos los nombres de los días, los meses, los años y los siglos: un
lunes aciago; agostos tórridos; el 98; el (siglo) XV. También lo son los nombres de los puntos
cardinales (el Sur); los vientos (el siroco, pero cf. la sudestada, la tramontana); los números
(el cuatro, el veinte), salvo los sustantivos numerales colectivos en -ena, como docena
o veintena (§… Numerales). Generalmente, son también masculinos los nombres de los
metales (el cinc, pero cf. la plata); los idiomas (el ruso); los vinos (el moscatel, pero cf. la
manzanilla) y los licores (el coñac, el tequila, el brandy); los colores (el azul ) y las notas
musicales (el re), a pesar de que nota es femenino, entre otros grupos de sustantivos. Los
nombres de las estaciones son masculinos, con excepción de primavera. Son femeninos
los nombres de las letras del alfabeto (la eme) y los de las horas (las cuatro).
11.9c. En el grupo de los nombres propios, usados o no como comunes, es también
difícil establecer generalizaciones, si bien suelen adquirir uno u otro género en
función del que posee el nombre de la clase a la que pertenecen. Así, suele decirse un
Mercedes o un Seat porque se trata de automóviles, pero se usa una Vespa o una Yamaha
porque se habla de motocicletas. En cambio, cuando se hace referencia a las empresas
que fabrican tales vehículos, es normal usar el femenino (la Mercedes, la Seat), como
se ve en los siguientes ejemplos:
Todos los automóviles, desde los Fiat hasta los Bentley, sirven para hacer el amor (F. del Paso,
Palinuro); Al parecer, Romiti encabeza el grupo de ejecutivos de la Fiat partidario del mantenimiento
de la política de expansión (País [Esp.] 2/8/1980); Venid ahora a mi despacho. Debo
preparar las cuentas de la General Motors y la Mitsubishi (Cuzzani, Pitágoras); Trató de ponerse
de pie apoyándose en el coche, un Volkswagen alquilado (Justo Navarro, Alma); Lo ocurrido
11.8i MORFOLOGÍA 40
varias semanas atrás en la Volkswagen es un claro ejemplo de esta situación (Excélsior
19/9/2000).
Como el sustantivo isla es femenino, se habla de la Ambarino, las Azores, las Canarias,
las Malvinas, pero como monte es masculino, se dice los Alpes, el Olivia, los Pirineos.
Aun así, existen varios sustantivos femeninos que designan montes, quizás por
influencia del sustantivo montaña, como la Campana (en Chile), la Carpintera (en Costa
Rica), la Culebra (en Venezuela), la Encantada o la Malinche (en México), la Maliciosa
o la Muela (en España). De igual modo, aunque cordillera sea sustantivo femenino,
se dice los Andes o el Himalaya. Los nombres de ríos, lagos, mares y océanos son
masculinos: el Amazonas, el Cantábrico, el Pacífico, el Titicaca.
11.9d. Son femeninos los nombres de las carreteras y rutas, ya que se sobrentiende
uno de estos sustantivos: Circulaba por la Panamericana; Hubo un accidente en la Nacional
IV. En el caso de los topónimos, tienden a usarse como femeninos los que terminan
en -a (Barcelona estaba preciosa; Florida estaba engalanada; esta Colombia; otra España;
nuestra América; la antigua Persia). Los nombres de países terminados en -á son masculinos
(Panamá, Canadá), pero los de ciudades suelen ser femeninos (la Bogotá actual, frente
a el Bogotá, que designa un río y un equipo de fútbol). Los topónimos que terminan
en las demás vocales tienden a usarse como masculinos: el Toledo de mis tiempos; Montevideo
es muy caluroso en enero; el Chile de hoy; el Puerto Rico de mis años mozos; México lindo
y querido. He aquí algunos otros ejemplos de este uso:
Parecía mentira que hubieran atravesado intactos Europa entera y media Rusia para llegar hasta
mí (Muñoz Molina, Sefarad ); Hizo una breve exposición de su historia personal, sus largos
viajes por el centro de Europa, así como sus estancias en la Francia revolucionaria (J. A. Gabriel
y Galán, Bobo); Enseñando en la Nocturna comenzó a descubrir el Perú secreto de los campesinos
quechuas (Scorza, Tumba); Lo sabe todo Albacete (Alonso Millán, Parejas).
11.9e. La alternancia es mucho mayor cuando estos nombres propios terminan en
consonante. Aun así, suele ser más frecuente el masculino, como en el moderno Irán, mi
Buenos Aires querido, o en estos otros ejemplos:
[…] si Antonio Machado se hubiera hallado en el Burgos sublevado de julio del 36 (Cercas,
Soldados); Era Ventura i Gassols, el poeta catalán a quien el París intelectual había festejado unos
pocos años antes (Barea, Forja); La filosofía sistemática de escuela no es planta que arraigue en
el Portugal contemporáneo (Nervo, Lengua); Pero no el Londres real, sino un Londres parecido
a Bagdad (Borges, Noches).
Existen, en cambio, numerosas excepciones, sobre todo con nombres de ciudades. En
estos casos, parece pesar el género femenino del sustantivo ciudad, como en los ejemplos
que se mencionan a continuación:
Tuve alucinaciones en las que algunas fotos de la Buenos Aires de comienzos del siglo XX se
superponían con imágenes de la realidad (T. E. Martínez, Cantor); Porque si tú, lector pío y
candoroso, sentado a las márgenes de los arroyos de leche y miel que fertilizan la Jerusalén celestial
que habitas, has creído que [...] (Coloma, Pequeñeces); ¿Quién no sabe que Nueva York es
bella? (Quesada, Banana).
41 El género 11.9e
También se documentan muchos casos particulares en relación con esta pauta. Se prefiere
hoy el uso de Madrid como masculino, como en Reinaba, en todo Madrid, la atmósfera
de los grandes cataclismos (Carpentier, Siglo), pero se registran, en proporción reducida,
algunos usos del femenino, como en No sé qué decirle. A mí, Madrid me parece preciosa
(País [Esp.] 6/4/1999).
11.9f. En los topónimos mencionados alternan a menudo los dos géneros con algunos determinantes
y cuantificadores (este, esta; aquel, aquella; todo, toda), y también con ciertos adjetivos,
especialmente si el nombre propio termina en vocal, pero no solo en esos casos: {Todo ~ Toda}
Sevilla salió a la calle; Buenos Aires está {desierto ~ desierta} en algunas semanas de verano. Con la
expresión «el todo + nombre de ciudad» se hace referencia al conjunto de sus habitantes, como en
El todo Barcelona acudió a la llamada de Luis del Olmo (Vanguardia [Esp.] 2/12/1995), aunque,
a veces, se alude solo a la élite o a algún grupo selecto.
11.9g. Se admite el femenino en expresiones como toda Buenos Aires, a pesar de que el adjetivo
Buenos concuerda con el sustantivo Aires en género y número. En general, las marcas morfológicas
de concordancia que se manifiestan en el topónimo se mantienen en la oración o en
el grupo nominal que lo contiene cuando las aportan los artículos, como en La Habana {entera
~ *entero}, pero no tan claramente cuando lo hacen otros modificadores. Se distingue en el
§… Adjetivo entre el uso anafórico de mismo (con el mismo tono de siempre) y el uso intensivo
o enfático (Lo autorizó el mismo Sr. Presidente). Con este último, se prefiere la variante masculina
con los topónimos, incluso con aquellos que suelen considerarse femeninos, como en Vive
en el mismo Salamanca (es decir, ‘en el centro, no en sus alrededores’). El uso anafórico de mismo
es variable en función del género que predomine con el topónimo: No es la misma Salamanca
de hace tres décadas; Para mí sigue siendo el mismo París de siempre.
11.9h. Los nombres de los equipos deportivos suelen ser masculinos, acaso porque
se sobrentiende club o equipo (el Bogotá, el Barcelona, el Peñarol ). Aun así, existen excepciones
(la Cultural Leonesa, la Ponferradina), tal vez porque se entiende asociación, agrupación
u otros sustantivos femeninos análogos. No son tampoco necesariamente masculinos
los nombres de los equipos cuando están constituidos por sustantivos en plural,
como las Águilas del Zulia, equipo venezolano de béisbol. En el español del Río de la Plata,
se usan sin artículo cuando constituyen la denominación de esas agrupaciones, con lo
que se asimilan a los nombres propios (Boca jugará el domingo; Peñarol hizo un buen partido).
En cambio, se usan con él cuando admiten adjetivos y otros modificadores restrictivos,
como sucede con los sustantivos mencionados en los párrafos precedentes: el Boca
de estos últimos años. Se usan en español como femeninos los nombres, adaptados del italiano,
de muchos equipos deportivos (la Firenze, la Juventus, la Roma, pero el Palermo, el
Inter). En italiano se suple en estos casos el sustantivo femenino squadra.
11.9i. Son femeninos los nombres de las monedas si terminan en -a, como la libra,
la peseta. Aun así, se usa el dracma y también la dracma. Son masculinos si terminan en
-o (el escudo, el euro, el peso, el rublo) o en consonante (el bolívar, el colón, el dinar, el dólar,
el quetzal, el sol ):
[…] por la suma de dieciocho millones de libras esterlinas (Cabrujas, Americano); En los últimos
dos meses, el euro se ha revalorizado casi un 11% frente al dólar (Voz de Galicia
29/12/2004); Hoy, domingo por la mañana, perdió el único bolívar que traía en sencillo
11.9f MORFOLOGÍA 42
(Morón, Gallo); La inclusión de la lira y la peseta expondría al futuro euro a fuertes presiones
con respecto al dólar estadounidense (Mundo [Esp.] 12/9/1996); Por favor, don Alfredo, adelánteme
unos pesos. ¡Me hacen tanta falta! (Daneri, Cita).
11.9j. Un proceso interpretativo similar al que se observa en los topónimos se reconoce
en las siglas. Con suma frecuencia, se interpreta como núcleo nominal el sustantivo
al que corresponde una de las letras —generalmente la inicial—, y de él toma la sigla
su género:
el PRI (Partido Revolucionario Institucional, de México), donde P es partido; la ANEP (Administración
Nacional de Educación Pública, del Uruguay), donde A es administración; el BOE
(Boletín Oficial del Estado, de España), donde B es boletín; la ONU (Organización de las Naciones
Unidas), donde O es organización; la ANH (Agencia Nacional de Hidrocarburos, de Colombia),
donde A es agencia.
La determinación del género es menos transparente en las siglas que constituyen préstamos,
como en el IRA o la RAF, que envuelven términos como ejército o fuerza respectivamente,
aun cuando no estén presentes en la mente de los hablantes. Los nombres
femeninos de las siglas que comienzan por a- tónica no toman el artículo el, frente al
resto de los sustantivos (§… Artículo I). En el Perú, se da una notoria excepción con respecto
al uso del artículo: el Partido Aprista tiene las siglas APRA o Apra (Alianza Popular
Revolucionaria Americana). APRA se usa como sustantivo masculino, a pesar de que
está formado a partir del sustantivo alianza: La bancada del Apra votó a favor, oViajó un
día antes de llegar el APRA al gobierno (A. García, Mundo).
11.9k. Son masculinos los infinitivos sustantivados o INFINITIVOS NOMINALES (su
andar pausado), que se analizan en el §… Formas no personales: Infinitivo y, en general, todas
las unidades léxicas que se sustantivan por razones metalingüísticas: un quiero y no puedo;
un sí reticente; el “que” sobrante en el texto; los pros y los contras, etc.
Pero es que la España de entonces era, en el mejor sentido de la expresión, precisamente eso:
un quiero y no puedo, en vísperas del puedo pero no me dejan (Jiménez Losantos, España );
Después de considerar los pros y los contras de tu propuesta […] (Sanchis, Cerco); María Roberta
dio un sí perezoso a la petición de Raúl de invitar a Catalina al paseo en yate (Rovinski, Herencia);
Aquella conversación, a mi pesar, introdujo en nuestras relaciones un no sé qué de patético
que ambos procurábamos disimular (Torrente Ballester, Filomeno); La hierba crece sin ayuda
de nadie, el niño crece sin ningún apoyo, el árbol crece sin que nadie lo jale, quiero ayudar al
crecer general (Aridjis, Teatro).
43 El género 11.9k

Método de trabajo
1. FASE PREVIA
Esbozo de capítulo
Borrador de capítulo
2. FASE ACADÉMICA
Comisión de Gramática de la Real Academia Española
Academias asociadas y coordinadores de las áreas lingüísticas
Comisión Interacadémica
Pleno de la Asociación de Academias
􀀩 El Ponente somete un esbozo de cada capítulo al dictamen de ocho gramáticos asesores
de América y de España.
􀀩 Con las observaciones y sugerencias de los asesores, el Ponente prepara el borrador
de cada capítulo.
􀀩 Los miembros de la Comisión supervisan y discuten el borrador.
􀀩 El Ponente redacta, con sus observaciones, el primer texto básico.
􀀩 La Real Academia Española envía el primer texto básico a todas las Academias y a los
coordinadores de las ocho áreas lingüísticas: Chile; Río de la Plata; área andina; Caribe
continental; México y Centroamérica; Antillas; Estados Unidos y Filipinas; y España.
􀀩 Las Academias estudian el texto y remiten sus observaciones, sugerencias y propuestas
a los coordinadores de las respectivas áreas.
􀀩 Los coordinadores estudian e integran las observaciones, sugerencias y propuestas de
todas las Academias de su área y las envían al Ponente.
􀀩 El Ponente integra las observaciones coincidentes en un segundo texto básico y anota
cada una de las demás para su discusión posterior.
􀀩 El texto resultante es enviado a todos los miembros de la Comisión interacadémica
para su estudio.
􀀩 La Comisión Interacadémica se reúne, estudia y aprueba o rechaza las observaciones
no integradas. El texto resultante se convierte en la versión provisional de cada uno
de los capítulos.
􀀩 La versión provisional es enviada a todas las Academias para su estudio.
􀀩 Antes de proceder a la aprobación definitiva, las Academias reciben el texto completo.
􀀩 Los delegados de todas las Academias aprueban en sesión conjunta la versión definitiva.
Comisión Interacadémica
DE LA
Nueva gramática
de la lengua española
PRESIDENTE
D. Víctor García de la Concha
Director de la Real Academia Española
Presidente de la Asociación de Academias de la Lengua Española
SECRETARIO
D. Humberto López Morales
Academia Puertorriqueña de la Lengua Española
Secretario general de la Asociación de Academias de la Lengua Española
􀀨􀀩
PONENTE
D. Ignacio Bosque
Real Academia Española
RESPONSABLE DE LA SECCIÓN DE FONÉTICA Y FONOLOGÍA
D. José Manuel Blecua
Real Academia Española
􀀨􀀩
COORDINADORES DE LAS ÁREAS LINGÜÍSTICAS
D. José G. Moreno de Alba
Representante del área de México y Centroamérica
Director de la Academia Mexicana de la Lengua
D. Rodolfo Cerrón-Palomino
Representante del área andina
Academia Peruana de la Lengua
D. José Luis Samaniego Aldazábal
Representante del área de Chile
Academia Chilena de la Lengua
D.ª Alicia Zorrilla
Representante del área del Río de la Plata
Academia Argentina de Letras
D. Juan Carlos Vergara Silva
Representante del área del Caribe continental
Academia Colombiana de la Lengua
D.ª Amparo Morales
Representante del área de las Antillas
Academia Puertorriqueña de la Lengua Española
D. Joaquín Segura
Representante del área de los Estados Unidos y Filipinas
Academia Norteamericana de la Lengua Española
D. Guillermo Rojo
Representante del área de España
Real Academia Española
􀀨􀀩
Área de México y Centroamérica
D. Matías Romero Coto
Academia Salvadoreña de la Lengua
D. Francisco Albizúrez Palma
Academia Guatemalteca de la Lengua
D. Miguel Ángel Quesada
Academia Costarricense de la Lengua
D.ª Berna Pérez de Burrell
Academia Panameña de la Lengua
D. Róger Matus Lazo
Academia Nicaragüense de la Lengua
D.ª María Elba Nieto Segovia
Academia Hondureña de la Lengua
􀀨􀀩
Área andina
D.ª Susana Cordero de Espinosa
Academia Ecuatoriana de la Lengua
D. Mario Frías
Academia Boliviana de la Lengua
􀀨􀀩
Área del Río de la Plata
D.ª Carolina Escudero
Academia Nacional de Letras del Uruguay
D. Manuel E. B. Argüello
Academia Paraguaya de la Lengua Española
􀀨􀀩
Área del Caribe continental
D. Alexis Márquez Rodríguez
Academia Venezolana de la Lengua
􀀨􀀩
Área de las Antillas
D. Bruno Rosario Candelier
Director de la Academia Dominicana de la Lengua
D.ª Ofelia García Cortiñas
Academia Cubana de la Lengua
􀀨􀀩
Área de Estados Unidos y Filipinas
D. Salvador B. Malig
Academia Filipina de la Lengua Española
Índice
PRESENTACIÓN
Con la Nueva gramática, en Medellín
Nueva gramática de la lengua española
􀀩 Antecedentes y presentación
􀀩 Objetivos
􀀩 Carácter
􀀩 Ejemplificación
􀀩 Estructura y contenidos
􀀩 Versiones
􀀩 Destinatarios
􀀩 Publicación
􀀩 Patrocinios y colaboraciones
PREPUBLICACIÓN
Índice de la obra
Capítulo 11
MÉTODO DE TRABAJO
COMISIÓN INTERACADÉMICA
Real Academia Española • Academia Colombiana de la Lengua
Academia Ecuatoriana de la Lengua • Academia Mexicana
de la Lengua • Academia Salvadoreña de la Lengua • Academia
Venezolana de la Lengua • Academia Chilena de la Lengua
Academia Peruana de la Lengua • Academia Guatemalteca
de la Lengua • Academia Costarricense de la Lengua • Academia
Filipina de la Lengua Española • Academia Panameña de la
Lengua • Academia Cubana de la Lengua • Academia Paraguaya
de la Lengua Española • Academia Boliviana de la Lengua
Academia Dominicana de la Lengua • Academia Nicaragüense
de la Lengua • Academia Argentina de Letras • Academia
Nacional de Letras del Uruguay • Academia Hondureña
de la Lengua • Academia Puertorriqueña de la Lengua Española
Academia Norteamericana de la Lengua Española

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